Las rutas de arquitectura están de moda desde hace años. El bum vino a raíz de la alianza entre la arquitectura y el vino, que ha dado joyas como las bodegas Marqués de Riscal (2005), de Frank Gehry , en Elciego, Álava. En todo caso, hay mucho más –sobre todo museos– que, si no lo has hecho ya, deberías descubrir. ¿Quieres saber dónde viajar si te gusta la arquitectura contemporánea? En este artículo tienes (casi) todo lo que no te puedes perder en el norte de España. En Galicia: la fuerza visual de la piedra Empezamos en Vigo, donde es imprescindible acercarse hasta el Museo do Mar (2002), de César Portela y Aldo Rossi, compuesto por tres edificios entre los que cabe destacar los acuarios. También en Galicia, concretamente en Santiago de Compostela, merece la pena visitar la Ciudad de la Cultura (2011), de Peter Eisenman. Se puede completar la ruta disfrutando de interesantes edificios, como la facultad de Ciencias de Información (1999), de Álvaro Siza; la Escuela de Altos Estudio Musicales (2003) y la sede de la SGAE (2007), ambos de Ensamble Studio; y el Centro de Estudios Avanzados, del japonés Arata Isozaki (autor también en Galicia del museo interactivo La casa del hombre, en A Coruña). En Asturias: el organicismo de Niemeyer En Avilés, Asturias, es obligada una visita al espectacular Centro Cultural (2011): el único proyecto en España del brasileño Oscar Niemeyer, ganador del Premio Pritzker, cuyas blancas y orgánicas líneas contrastan fuertemente con la arquitectura del casco histórico de Avilés –al otro lado de la ría– y nada tienen que envidiar a las de los museos de Niterói o Curitiba. En la explanada aprenden muchos chavales a montar en bici, pero no te dejes atrapar por el jolgorio y fíjate bien en la espectacular torre-mirador y en la cúpula de 55 metros de diámetro y 18 de alto. En León y Burgos: color y mucha luz A menos de dos horas en coche, en León, podemos acercarnos a disfrutar del colorido de los más de 3.000 paneles de vidrio de colores de la fachada del MUSAC (2005). El museo, del estudio Mansilla + Tuñón, se podría definir como la 'catedral contemporánea' de la ciudad y resultó galardonado con el Premio Mies van der Rohe en 2007. De León a Burgos hay poco más de hora y media. En la ribera del Arlanzón se puede visitar el Museo de la Evolución Humana (2010), de Juan Navarro Baldeweg, donde se muestran muchos de los restos encontrados en la cercana sierra de Atapuerca que ayudan explicar nuestros orígenes. El luminoso espacio central es, sencillamente, espectacular. En Álava: una ‘catedral del vino’ Vamos ahora hasta Elciego, Álava, donde Frank Gehry proyectó una de esas más tarde bautizadas como 'catedrales del vino ': las bodegas Marqués de Riscal (2005). La moda por tener una bodega 'de firma' se extendió luego por España y el resto del mundo, pero esta sigue siendo una de las más icónicas. Enmarcado dentro del complejo de la bodega, que cuenta con un hotel, las formas curvas de las placas de titanio, muy similares a las del Guggenheim, surgen sobre los viñedos y contrastan con el color verde dominante. En el País Vasco: disfruta de los iconos de dos Premios Pritzker Seguimos en el País Vasco. En San Sebastián merece una visita el A uditorio y Centro de Congresos Kursaal (1999), de Rafael Moneo. Inspirándose en las enormes rocas de hormigón de la escollera de la ciudad, el arquitecto proyectó dos grandes cubos inclinados envueltos en vidrio traslúcido que encajan bien en el entorno. En Bilbao, las líneas orgánicas de titanio del Guggenheim (1997) continúan dejando con la boca abierta a todo el que se acerca a disfrutar del icono con el que Frank Gehry contribuyó a la radical transformación de Bilbao hace ya dos décadas. El libro El efecto Guggenheim, de Iñaki Esteban , habla precisamente del poder de la arquitectura para producir identidad. A crear identidad también va a contribuir la ampliación del Museo de las Bellas Artes de Bilbao : un proyecto de Norman Foster en colaboración con Luis Mari Uriarte que actualmente está en curso. En Santander: un espacio que recupera la ciudad Acabamos en Santander, Cantabria, donde Renzo Piano diseñó el Centro Botín (2017). La visita merece la pena por las bonitas vistas al Cantábrico. Formado por dos cuerpos apoyados sobre pilotes, el proyecto implicó soterrar el tráfico: una solución fantástica con la que se consiguió unir los jardines de Pereda y el frente marítimo para disfrute de santanderinos y visitantes. Si quieres estar al día de todo lo que publicamos en www.arquitecturaydiseno.es, suscríbete a nuestra newsletter .