Se construyó a principios de los 70, una fecha que parece muy reciente pero que son ya más de cuatro décadas. Y aunque por la Casa Douglas del arquitecto norteamericano Richard Meier parece que no pasan los años, la administración norteamericana la ha considerado merecedora de catalogarla como patrimonio histórico.
La propia historia de la casa, desde luego, es particular. El matrimonio Douglas se puso en contacto con Meier para comprarle los planos de la Casa Smith y calcarla en una parcela junto al lago Michigan. Él les contestó que los planos no se vendían pero que estaba dispuesto a construirles una nueva vivienda siguiendo un modelo similar. La promotora que urbanizó el terreno pidió ver los dibujos preparatorios y, al descubrir que la casa prescindía del clásico techo a dos aguas, prohibió su construcción al desentonar con el vecindario. La reacción de los Douglas fue la de vender la finca y buscar otra donde Meier tuvo por fin carta de libertad.
La casa es uno de los mejores ejemplos de construcción racionalista de la época y constituye la obra cumbre del arquitecto en su primera etapa profesional. El volumen es un prisma blanco que emerge sobre una empinada ladera en fuerte contraste con la arboleda. El frente posterior está cerrado al exterior a excepción de pequeñas perforaciones, mientras que la fachada delantera está construida con grandes ventanales para disfrutar en su plenitud de las vistas al lago. Su construcción en hormigón armado permitió este diseño que proporciona una gran sensación de libertad y se establece un fuerte contraste entre lo artificial y lo natural.
La forma y disposición de las aberturas guarda una estricta correspondencia con lo que ocurre en el interior de la casa; los dormitorios, zonas de servicio, baños y cocina están situados en la parte posterior. Esta organización le permitió a Meier desarrollar diversos temas: el paso de la oscuridad a la luz, el cambio de escala del espacio y el desarrollo de accesos a través de rampas, puentes y escaleras. Según quieran sus residentes, pueden considerar que están sobre un barco mirando el lago o protegidos en un castillo; es necesario acceder a la casa por un puente de entrada.
Es evidente que casas como esta le sirvieron a Meier para calentar de cara a sus grandes obras, como el MACBA de Barcelona, el Museo de Arte de Atlanta, la sede de Canal Plus en París (París, Francia) o el Centro Getty de Los Ángeles.