Asomada en lo alto de un acantilado, una de las últimas creaciones del estudio de arquitectura Rever & Drage, con sede en Oslo, se sumerge en plena naturaleza para establecer un diálogo directo con el entorno. La construcción se emplaza sobre una vía subterránea a modo de escaleras de 220 metros y una piscina artificial construidos en 2014 para mostrar el curso del salmón salvaje por el río Liang a su paso por la cascada de Kvåsfossen, una de las mayores cascadas del sur de Noruega. Dado el interés público que suscitaba el lugar, la construcción se acondicionó como centro de visitantes, permitiendo el acceso bajo tierra a través de una estructura metálica a modo de escalera de caracol.

Próximo a la carretera principal, el edificio proyectado por el estudio capitaneado por Martin Bevertjord, Tom Auger y Eirik Lilledrage, actúa como pantalla, de modo que el paisaje natural puede disfrutarse ajeno al tráfico con una proyección de la construcción hacia dentro, mucho mayor de lo a priori aparente. El tejado inclinado sobre la planta rectangular es visible desde la carretera, con una estética propia de los años 70 y en línea con las formas arquitectónicas de la región, presenta dos unidades de ventilación que contribuyen a generar una apariencia atípica y claramente identificable desde la carretera a simple vista.

La construcción, si bien a primera vista parece un edificio residencial, una vez se accede muestra sus dimensiones propias de edificio público. Revestida exteriormente con listones de madera, presenta una tonalidad oscura dado su acabado impregnado con un betún similar al alquitrán. Una vez dentro, las múltiples aperturas de la fachada regalan escenas naturales del denso bosque de robles colindante y del río a lo largo del borde del acantilado. En el espacio más diáfano, se abre un frente acristalado donde poderse sentar junto al borde y deleitarse con las vertiginosas vistas hacia la garganta de 15 metros de profundidad que regala el paisaje.