John Pawson es un arquitecto sobrio, siempre de gran elegancia, al que no es difícil imaginar en un monasterio viviendo feliz. En un escenario similar ha trabajado durante los últimos años: el convento y hospital francés de San José, en el barrio de Jaffa (Tel Aviv, Israel), que transformó en un exquisito hotel para la cadena W junto al arquitecto local Ramy Gill.
El hotel Jaffa domina desde un alto el Mediterráneo y en su nueva reencarnación mezcla arquitectura tradicional árabe, estilo neoclásico y la impronta contemporánea del propio Pawson, siempre tan sutil. Sus 120 habitaciones se conectan a través de galerías rematadas por arcos con la piscina, la cual domina un patio interior, mientras que un edifico alberga 32 apartamentos, cada uno con entrada individual. Entre medias queda otro patio en forma de U al que refresca una abundante vegetación.
Preservar el legado histórico de las viejas dependencias eclesiásticas fue una máxima del proyecto, que implicó la restauración de paredes estucadas, vidrieras, bajorrelieves y otros trabajos de cantería, algunos de los cuales se remontan al siglo XII. Así, la vieja ornamentación del convento convive ahora con mobiliario moderno, una convivencia de tiempos tan distintos que resulta particularmente chocante en la capilla, transformada en bar del hotel. Los altísimos techos abovedados contemplan butacas de intensos rosas, azules y mostazas, en combinación con el pálido color de las paredes.
El vestíbulo, situado en el nuevo edificio, exhibe restos de la muralla medieval de Jaffa, descubiertos durante las obras de rehabilitación. Convive con lounge chairs del diseñador japonés Shiro Kuramata para Cappellini y piezas de Pierre Paulin, junto a una obra de arte del británico Damien Hirst y fotos del israelí Tal Shochat. También incluye la sala Sheshbesh, nombre dado en honor de un juego turco similar al backgammon, para la que Pawson ha diseñado sus mesas siguiendo las líneas de ese tablero ante el que tantas horas ociosas han pasado los comerciantes de Jaffa. El arquitecto también ha recuperado la técnica árabe de tallado de madera conocida como mashrabiya para proteger, mediante perforaciones, balcones y contraventanas que dan a la calle. El pasado como la nueva modernidad.