En esta casa cerca de las montañas de Jizera, en la República Checa, la arquitecta Marketa Bromová logró unir dos conceptos de diseño aparentemente opuestos pero que resultan complementarios. Por un lado, ideó una casa de vocación duradera pensada para una familia numerosa y, por otro, se inspiró en las típicas casas de campo, su distribución y su mobiliario. El resultado es un apartamento de aspecto moderno en el que el pasado es importante.
Según explican desde el estudio Markéta Bromová architekti, el apartamento está ubicado en la planta baja de un edificio nuevo en las montañas Jizera por lo que "está directamente conectado física y visualmente con el paisaje circundante". A él se accede desde el segundo piso a través de un pequeño pasillo, que se conecta a una escalera doble, que funciona "como una especie de filtro" que separa las zonas privadas de las zonas más sociales. Así, por un lado se accede a el baños, el aseo, la sauna y la cocina y, por otro, a las áreas de dormitorios y sala de estar.
En el interiorismo se ha apostado, para convertirlo en un espacio duradero y funcional, por materiales como el hormigón, "una necesidad dada la familia numerosa y el tráfico en consideración", que se encuentra en los suelos de todo el apartamento.
Además, se ha apostado por "el carácter histórico de los interiores de casas de campo" con materiales como la madera, presente en los techos del espacio principal, la cocina, los armarios empotrados y la chimenea. "Remiten a la solución tradicional pero mantienen exigencias modernas de estética o mantenimiento", señalan.
Sin duda, el espacio estrella de la casa es el salón, conectado con la cocina, donde todo se concentra alrededor de la chimenea. En cuanto al mobiliario, destaca el cómodo sofá en forma de U hecho de obra que se inserta entre la chimenea y las paredes y la mesa de comedor con banco, reminiscencias directas a el estilo "casa de campo", que son una continuación estética de la propia cocina.