Para el arquitecto y fotógrafo indio (Bombay, 1986, aunque asentado laboralmente en Shanghái y Vancouver) Amey Kandalgaonkar, hasta las estructuras más inconcebibles son posibles con un poco de imaginación. A través de su cuenta de instagram va mostrando la forma en que imagina cómo podrían ser toda una serie de edificaciones situadas en las más insospechadas e impactantes formaciones naturales (ficticias, evidentemente). El último de sus proyectos es una casa pensada para Elon Musk, el multimillonario empresario sudafricano, situada en… ¡Marte!
«Disfruto creando propuestas arquitectónicas sobre elementos geológicos interesantes –explica Kandalgaonkar en conversación a través de whatsapp–. Me permite reunir dos objetos aleatorios y explorar las relaciones entre ellos. En este proyecto en concreto, pude establecer una relación entre un cráter de meteorito y un objeto similar a un OVNI, objetos aparentemente no relacionados, aunque ambos encuentran su origen en el espacio. Eso me hizo plantearme la pregunta de quién sería un cliente ideal para un proyecto que tuviera una temática espacial… Y la respuesta era sencilla: Elon Musk. Había leído que estaba vendiendo todas sus casas y que afirmaba, en broma, que su siguiente destino sería Marte. Así que me atreví a ir más allá y crear un paisaje que ofreciera la sensación de que la casa se encontraba en un cráter de Marte».
Aunque Kandalgaonkar es arquitecto, con un máster en Diseño Arquitectónico por el University College de Londres, su web personal está centrada en sus trabajos de fotografía de edificios. «Soy todavía joven y no he encontrado la oportunidad de diseñar y construir proyectos arquitectónicos reales. Los proyectos de arquitectura visual son un ejercicio para convertirme en un mejor diseñador y construir un catálogo de mis propias ideas para el futuro. Me permite ser mi propio cliente y tener toda la libertad de disfrutar en el proceso de diseño. En la vida real, he diseñado muchos proyectos arquitectónicos para las empresas para las que he trabajado en el pasado, pero por alguna razón ninguno de esos proyectos se convirtió en realidad. Esta es probablemente otra razón por la que comencé a desarrollar proyectos de arquitectura visual. Entre las empresas para las que he trabajado hay dos españolas: Real Time Architecture-Office, de Santiago Parramón, y ADOS, de Javier Castrillo, con los que he trabajado en Shanghái».