Es curioso cómo, con cada nuevo año, nos obsesionamos con hacer listas: listas de tareas, de deseos, de compras… Y nosotros, los periodistas especializados en arquitectura y diseño, no nos escapamos de esta relación de objetivos cada primera semana de enero. No se trata solo de mejorar en lo profesional o tachar metas personales; es una especie de declaración de principios. Al fin y al cabo, el diseño es tanto una forma de vida como una manera de mirar el mundo. ¿Y qué mejor momento que 2025 para repensar cómo contar historias sobre espacios y objetos que, sin quererlo, también nos definen?

El desafío está en no quedarse atrapado en la repetición. Si algo me queda claro después de años dedicados a esto, es que el diseño evoluciona rápido y exige agilidad. Estar siempre alerta. Por eso, estos propósitos no son meros clichés de “aprender algo nuevo” o “salir más de mi zona de confort”. Son un intento de reenfocar, redescubrir y, sobre todo, disfrutar aún más de este fascinante caos que es el mundo del diseño.

piso Madrid estudio Plutarco color

Piso en Madrid de Plutarco

Germán Saiz

1. Cambiar de perspectiva, literalmente

Empieza por ahí: cambia de silla, de vista, de ciudad, si puedes. Una vez leí que los filósofos griegos no se quedaban quietos mientras pensaban, y algo de razón debían tener. Porque si te dedicas a hablar de espacios, texturas y luces, lo primero que necesitas es entrenar el ojo y el cerebro para salir del piloto automático. Propósito uno: buscar nuevas perspectivas, aunque sea con un par de paseos por barrios que no frecuentas.

2. Caminar más, volar menos

El tercer propósito suena un poco difícil cuando existen tantas ferias internacionales de diseño. Sin embargo, este año, cambio de estrategia: caminaré más por mis propias ciudades, descubriré plazas y talleres ocultos en lugar de abusar de la maleta de mano. Además, es un guiño a la movilidad responsable.

Por supuesto, no voy a dejar de viajar para cubrir eventos clave, pero me prometo a mí mismo emplear el tren y el transporte colectivo siempre que sea posible. Si se nos escapa el entorno inmediato nos volvemos ciego a los matices. Creo que la gran novedad será mi propia perspectiva: mirar lo cotidiano y encontrar en esas pequeñas calles la inspiración que tanto añoramos en grandes aeropuertos.

Estantería de madera con cerámicas

Estantería que separa la zona de cocina del salón con cerámicas de Simon Dessauvage y Álvaro Calvo Villamañán. 

Belén Imaz

3. Apoyar a nuevos talentos

Me he dado cuenta de que los grandes nombres siempre acaparan titulares. Sin embargo, el mundo del diseño y la arquitectura se nutre de cientos de mentes jóvenes, valientes y con ideas disruptivas. Quiero dedicarles tiempo y páginas enteras. Basta de repetir los mismos nombres de siempre: es hora de colar a un par de desconocidos en esa lista de referentes.

Cubrir ferias estudiantiles, visitar talleres alternativos y organizar coloquios con creadores emergentes será mi estrategia para 2025. Estos talentos no solo necesitan un escaparate, también nuestro feedback y empatía.

4. Fomentar el diálogo con otros creativos

Confieso que, en ocasiones, los periodistas de arquitectura jugamos a ser islas. Entrevistamos arquitectos, sí, pero rara vez nos asomamos a lo que dicen fotógrafos, ingenieros del sonido, diseñadores de moda o incluso artesanos del vidrio. Mi propósito es tejer puentes y buscar conexiones insospechadas. Las visiones transversales refrescan los textos y dan lugar a contextos más ricos. 

Casa Farnsworth de mies van der Rohe 5

Casa Farnsworth de Mies van der Rohe

Casa Farnsworth

5. Revisar los clásicos con otro prisma

Nos encanta citar a Le Corbusier o admirar la Casa Farnsworth de Mies van der Rohe como si fueran entes inamovibles. Es cómodo, claro, porque su reputación precede a cualquier crítica. Este 2025, quiero bucear en los iconos con una lupa menos reverencial y más curiosa. ¿Qué pasaría si repensáramos esas obras canónicas en nuestro presente tecnológico, con otras exigencias de sustentabilidad y usos? No se trata de derribar mitos porque sí, sino de ponerlos a dialogar con las nuevas generaciones. A veces las sagradas vacas del diseño terminan congeladas en libros de historia. 

6. Celebrar lo imperfecto

Hay cierto afán por la pulcritud que, siendo honestos, a veces aburre. Muebles relucientes, mesitas milimétricamente colocadas y ni un solo cable a la vista. Pero la vida real implica mugre, algo de desorden y esas cicatrices que cuentan historias. Mi nuevo compromiso es valorar los espacios tal cual son, con sus arrugas y sus encantos accidentales. Eso no significa ignorar la belleza, sino descubrir el valor del rastro humano. 

alfombra de plástico reciclado con estampado de montañas

Alfombra de plástico reciclado de Álvaro Catalán de Ocón

GAN

7. Apostar por materiales que cuiden el planeta

La demanda de materiales respetuosos con el medioambiente ha pasado de ser una curiosidad de cuatro locos a convertirse en una necesidad urgente. Pero no basta con hablar de madera reciclada o textiles orgánicos si no contamos la historia completa. ¿Quién los produce? ¿Con qué impacto socioeconómico? En vez de dedicar solo un párrafo al “uso de fibras naturales”, pienso darle voz a esos artesanos y emprendedores que están cambiando las reglas del juego.