Dormir bien no depende solo de cuántas horas pases en la cama. La calidad del descanso está íntimamente ligada al entorno en el que ocurre. Textiles suaves, iluminación tenue, colores que abrazan… pero también, y esto no es tan evidente, al orden, la disposición de los muebles y, sobre todo, a lo que no se ve.
El Feng Shui, ese arte milenario chino que busca armonizar los espacios para potenciar el bienestar, ofrece claves valiosas para transformar el dormitorio en un verdadero refugio de descanso. Susana Amorín, consultora e instructora especializada, lo resume en una premisa poderosa: lo que te rodea mientras duermes afecta directamente a tu energía vital. A través de sus enseñanzas, muchos han descubierto que el dormitorio no es solo un lugar para cerrar los ojos, sino el escenario más íntimo donde cuerpo, mente y emociones se regeneran. Y para que eso suceda, cada detalle cuenta.
El orden invisible también importa, según la experta Susana Amorín
Hay una parte del dormitorio que rara vez se tiene en cuenta, pero que puede estar robándote energía sin que lo sepas: el espacio que hay debajo de la cama. “Acumular objetos debajo de la cama estanca la energía y bloquea el flujo del chi”, advierte Susana. Aunque parezca práctico, guardar cosas ahí, especialmente si están desordenadas, genera una carga invisible que interfiere con el descanso. Y no solo hablamos de insomnio o cansancio, también puede influir en áreas tan concretas como la concentración, la vitalidad e incluso la prosperidad.
La razón es sencilla: mientras duermes, tu cuerpo está en su estado más vulnerable. La energía de los objetos que te rodean (y sí, incluso los que están ocultos bajo el colchón) influye sobre ti durante horas. Si hay caos, si hay acumulación, tu descanso será superficial y tu día, cuesta arriba. Por eso, su consejo es contundente: debajo de la cama, nada. Si se trata de una cama con canapé, entonces solo se permiten edredones, sábanas, cojines, almohadas… elementos blandos y relacionados con el propio descanso. “Todo lo que no suma, resta”, sentencia la experta.
Cuidar lo que no se ve también es decoración
El Feng Shui no solo transforma espacios, también transforma hábitos. Nos invita a mirar con otros ojos cada rincón de la casa, a tomar conciencia del peso que tienen los objetos y del impacto que ejercen en nuestra energía. Muchas personas asocian el orden con la estética, pero Susana Amorín nos recuerda que también es una cuestión de salud emocional. El desorden, aunque esté fuera de la vista, crea ruido interno. Y si ese ruido se instala justo donde deberías descansar, no hay vela aromática ni sábana de algodón egipcio que lo contrarreste.
Dejar vacío el espacio bajo la cama no es solo una norma decorativa, es una declaración de intenciones. Es permitir que la energía fluya, que el descanso sea profundo, que el cuerpo se recargue de verdad. Es, en palabras de Susana Amorín, “crear una base limpia para que lo bueno llegue”. Con pequeños gestos, grandes cambios. A veces, basta con vaciar un cajón o un canapé para empezar a dormir mejor. Y cuando el descanso mejora, lo demás empieza a encajar. Porque como dice la experta, “dormir bien es vivir mejor”.