"No es fácil transmitir el espíritu de una colección tan amplia con una sola instalación. De ahí la idea de Hotel Quimera, una especie de no-lugar, un espacio libre de todos los lazos y ataduras a la realidad, y sobre todo que reúne una variedad de componentes para crear este abanico de imágenes, donde lo artificial reina por encima de todo", explica la diseñadora de la colección Elena Salmistraro.

Concebida como un viaje a través del tiempo, la instalación atraviesa la secuencia de movimientos de diseño del siglo XX, con la ayuda de los temas gráficos de la colección.  Comienza en el Hall, revestido con placas "Empatia", que construyen un interior basado en imágenes Art Deco, con una alternancia de módulos formadores en blanco y negro y formas geométricas. En el lado opuesto se encuentra el área del Salón, que representa el Movimiento Modernista a través de las losas "Ritmo", libremente inspiradas en el trabajo de las principales figuras de la Bauhaus, Gunta Stölzl y Anni Albers.

Estos dos interiores están separados por una curva sinuosa que subdivide y compacta toda la instalación. En un segundo nivel, encontramos dos paneles cubiertos con losas "Radici" y "Colore". El primero hace referencia a las tendencias animales del período Radical, y proporciona el perfecto telón de fondo para un posible dormitorio, mientras que el segundo, que expresa el estilo contemporáneo hiper-decorativo, podría ser el perfecto revestimiento mural para una zona de restaurante.