Seamos honestos, la mayoría de nosotros no cuenta con un baño grande en casa. Y aunque nos encantaría, prácticamente todos los hogares tienen un cuarto de espacio reducido. Y si no es tu caso, posiblemente un aseo de cortesía complemente al baño principal.
En estos cuartos, es fundamental mantener una sensación de orden, amplitud e higiene. Y es que el baño debe ser estéticamente agradable y, ante todo, práctico. La buena noticia es que existe un elemento arquitectónico que cumple ambas funciones: las hornacinas. Aunque durante mucho tiempo pasaron a un segundo plano, en estos últimos años se ha recuperado su importancia en el mundo del interiorismo. Para aprovechar sus bondades, no necesitamos hacer grandes reformas en el baño: una obra adecuada será más que suficiente.
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Baño minimalista con revestimientos de mármol blanco.
Natelee Cocks | Proyecto de Neeshay Nouman
¿Qué son las hornacinas de baño?
Las hornacinas son nichos empotrados en la pared que se han convertido en un recurso esencial en la arquitectura de interiores. Estas estructuras nos permiten ganar almacenamiento sin aportar volumen extra, ya que solo ocupan espacio interior en la pared. A diferencia de las estanterías exteriores o los muebles de pie, no ocupan espacio en el suelo y tampoco obstaculizan la circulación dentro del baño. Este último aspecto es sumamente relevante, ya que en un cuarto de poco espacio corremos el riesgo de no permitir un paso cómodo en el interior.
Tanto ubicadas en la zona de la ducha, sobre la bañera o encima del inodoro, las hornacinas nos ofrecen almacenaje de sobra y crean un diseño limpio y depurado. Son ideales para decoraciones donde buscamos eliminar el ruido visual y mejorar la distribución. Y, aunque no lo creas, no son exclusivas de baños minimalistas. Prácticamente, cualquier estilo se beneficia de estas estructuras interiores.
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Baño revestido con baldosas azules y hornacina en la pared de la ducha.
Joe Fletcher | Proyecto de Feldman Architectura
Hornacinas de ducha
Normalmente, las hornacinas se instalan dentro de la ducha, en la pared lateral. Tiene sentido, ya que mientras tomamos una ducha necesitamos contar con nuestros objetos personales cerca. Las hornacinas, al estar integradas en la pared, nos permiten mantener los productos de aseo personal bien organizados y a una altura cómoda.
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Hornacina en azulejos verticales en verde salvia.
CLAUDIA MAURIÑO | Proyecto de A STUDIO architects
Importante: evita colocarlas bajo la caída directa del agua. Idealmente, se deben instalar en el costado, donde el agua no impacte directamente, ya que así nos ahorraremos la acumulación de humedad. En muchos casos, las hornacinas son diseñadas con una inclinación mínima en su base para que el agua no se acumule.
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Paredes con hornacinas en estuco y porcelánico Calacatta Gold, de Levantina; bañera, de Stano; grifería y rociador, de Asm Taps; toalla, de Zara Home, y productos cosméticos, de Aesop.
Javier Bravo | Proyecto de Lourdes Martínez Nieto
Hornacinas para bañeras
Aunque no es lo más usual, algunos baños pequeños cuentan con bañeras medianas. Para aprovechar el espacio, nada mejor que colocar una hornacina lateral. En ella podrás colocar todo lo necesario para tomar un baño increíblemente relajante: geles, sales de baño o elementos decorativos, como velas o una planta de interior.
A diferencia de las duchas, donde las hornacinas son muy prácticas, en las bañeras pueden adoptar un carácter más ornamental, aunque sin dejar de ser funcionales.
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Aseo de cortesía con hornacinas sobre el inodoro.
Yaroslav Lukiyanchenko | Proyecto de Karen Karapetian
Hornacinas sobre el inodoro
Evidentemente, la ducha y la bañera son los lugares más comunes para integrar hornacinas. Sin embargo, instaladas en la pared del inodoro, son una solución interesante para dar uso a este rincón normalmente desaprovechado. Una hornacina es ideal para colocar papel higiénico, toallas de mano o productos de limpieza. Mejor todavía si integras iluminación en el interior de la estructura, ya que aportará calidez y será más cómodo usarla.
Materiales y colores
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Encantador baño con hornacina empotrada y grifería en color dorado.
Claudia Mauriño | Proyecto de A-Studio
Así como cada casa es diferente, cada baño tiene un estilo propio. Elegir los materiales y el acabado de la hornacina es clave para mantener la estética del cuarto. Normalmente, la hornacina está revestida con el mismo material que el resto del baño, sobre todo aquellas que son instaladas en la pared de la ducha. Los azulejos son una de las opciones más utilizadas, aunque también el microcemento, el mármol y el porcelánico.
Las hornacinas instaladas sobre la bañera o el inodoro pueden gozar de más variedad estilística. Puedes añadir un toque de calidez con detalles en madera o bordes metálicos.
En cuanto a los colores a escoger, aquí el cielo es el límite. Los baños más clásicos mantienen sus hornacinas en tonos neutros y suaves, pero puedes jugar con la creatividad y los revestimientos. Un baño con hornacina revestido de azulejos con diseños geométricos genera una atmósfera muy interesante a nivel visual.