Enfrentarnos a una reforma no es tarea fácil, por mucho que sepamos que el resultado final nos dará mucha felicidad. El proceso es duro y hay muchas decisiones que tomar (y hay que hacerlo con ilusión). Aunque ya hablamos de los principios básicos para salir airoso de una reforma, hoy queremos reforzar este mensaje con 25 claves para que no suponga una pesadilla y puedas disfrutar del proceso de crear la casa de tus sueños.
1. Combatir la negatividad durante la reforma
Quizá te parezca raro comenzar este artículo hablando de neurociencia, pero es inevitable. Nuestro cerebro tiene un sesgo de autoprotección que hace que tengamos la tendencia de poner la atención en todas las cosas malas que pueden ocurrirnos. No es masoquismo, es instinto; por eso tienes la sensación de que mucha gente te habrá hablado de lo mal que le fueron las obras y poca gente de lo contrario. Tanto las personas que hablan de una reforma como las que escuchan tienen tendencia a hacerlo de forma negativa –los primeros– y a recordar los aspectos desagradables –los segundos–. No es culpa de nadie; nuestro cerebro nos está protegiendo. De ahora en adelante presta atención a las buenas experiencias, que las hay.
2. Pensamiento positivo
¿Has escuchado alguna vez la frase “lo que crees, creas”? Si tu predisposición ante una obra es a que haya problemas, te aseguro que los generarás de forma inconsciente. Sé que puede resultar complicado, pero busca un equipo en el que confíes y adquiere una actitud positiva y constructiva frente a las obras, no permisiva; crearás de este modo una buena base para comenzar a trabajar.
3. Un calendario asumible
Una de las principales causas de conflicto en una obra es el tiempo, lo que en obra se llama la temporización. Cada día extra que transcurra supondrá un gasto para el promotor y el constructor. Exigir temporizaciones de obra imposibles no es la solución. El calendario ha de pactarse de forma honesta por todas las partes; además, recomendamos la intervención de un técnico que garantice la imparcialidad.
4. Una reforma con un presupuesto sin fisuras
La otra fuente de problemas es el dinero. Lidiar con este aspecto es muy complicado sin una gestión económica externa de la obra. Con o sin Project Manager, os recomendamos solicitar presupuestos de obra muy detallados, certificaciones de obra mensuales o quincenales por parte de técnicos y, por encima de todo, el compromiso contractual de que no se realizará ninguna acción en obra que no esté en el presupuesto original o haya sido presupuestada durante el transcurso de las obras.
5. Un techo de gasto claro
Para comenzar a gestionar económicamente la obra y con buen pie, define cuál es tu techo de gasto de forma honesta. Ten en cuenta que hay gastos técnicos y administrativos, como la redacción del proyecto o la obtención de la licencia de obras, que suponen alrededor del 15% del coste total. Cuando alcances la confianza necesaria con técnico y/o constructor, te recomendamos que compartas este dato.
6. Ponderar tu implicación
Otro aspecto que puede resultar frustrante es el grado de implicación que la obra te exigirá. Si aprietas mucho los costes, normalmente será a cambio de una elevada implicación en el proceso, pues estarás eliminando intermediarios. Por el contrario, si deseas una obra que pase desapercibida has de asumir unos costes de gestión o acabarás participando más de lo que desearías.
7. Figura protectora
El Project Manager (PM) te puede sonar a servicio caro, pero atención, su principal objetivo es el de reducir al máximo el riesgo de las variables tiempo
y coste. Un PM cobra un sueldo pactado para conseguir que la obra se realice sin sobrepasar el techo de gasto, con las mejores calidades posibles y dentro del plazo de ejecución previsto.
8. Cuando empiezas una reforma hay que elegir con criterio
A todos nos gusta participar en la elección de los acabados de la casa, pero hay muchas otras cosas que escoger. Te recomendamos hacer un buen análisis de las elecciones a realizar; mejor si lo haces guiado por un técnico. Estructura y planifica el momento para cada cosa, y que no se te eche el tiempo encima; las prisas no son buenas compañeras.
9. Priorizar lo que importa
A la vez que realizas esa estructura de elecciones, te recomendamos que hagas una priorización de las mismas. Es probable que algunas cosas que elijas sean demasiado caras y que, en algún momento de la obra, debas escoger si gastar más o renunciar a algo. En ese momento, si has priorizado de antemano, podrás decidir mejor.
10. Variaciones onerosas
La experiencia enseña que es habitual que los propios clientes sean los que van tomando decisiones que suponen un aumento paulatino del coste de la obra. El contratista, como es natural, no pondrá objeción pues su rendimiento irá en aumento, pero corres el riesgo de superar tu propio techo de gasto. Presta atención a este aspecto.
11. Minimizar los desvíos durante la reforma
Podrás contrarrestar los desvíos presupuestarios si has hecho bien tu lista de prioridades. Algunas cosas podrán realizarse de menor calidad, siempre cumpliendo con los estándares necesarios; otras podrán dejarse para más adelante o, incluso, algunas podrías hacerlas reduciendo el coste si tú participas de algún modo en su ejecución.
12. Una elección fundamentada
Una reforma integral implica una suma considerable de dinero. Una inversión de esta magnitud nunca ha de hacerse por intuición. Cuando hayas cerrado la ronda de presupuestos y tengas uno o dos candidatos, te recomendamos que visites algunas obras similares realizadas por esas empresas y que preguntes sin tapujos.
13. Tómate tu tiempo para decidir todos los aspectos importantes de una reforma
Insistimos: llevar a cabo una reforma es una decisión que puede suponer un antes y un después en tu vida. Las expectativas acostumbran a ser elevadas; para muchas familias será la mayor inversión que harán. Incidimos en este aspecto para enfatizar que las rondas de presupuesto han de hacerse con pausa: escoge tres o cuatro empresas candidatas, descarta dos de ellas y haz una segunda ronda con las finalistas. Asegúrate de que están contabilizando exactamente lo mismo, transmíteles su parte de responsabilidad en que la obra esté bien contada y que no haya ningún trabajo mal definido. Invierte el tiempo que necesites en esta fase.
14. Cuestión de confianza
Una vez hayas elegido tu contratista, si lo has hecho como te hemos sugerido tendrás un alto grado de confianza en él. Si no es así y albergas dudas sobre su profesionalidad y buen hacer, te recomendamos que cambies. El contratista ha de ganarse tu confianza con hechos, no solo palabras; confía en él, apóyalo y trata de construir, junto al equipo técnico, un triángulo de alta eficiencia.
15. Intrusiones indeseables
Hay pocas cosas que puedan desestabilizar una obra tanto como introducir, de forma unilateral y no consensuada, un industrial ajeno al contratista principal; es decir, una vez ya has cerrado el presupuesto, decirle, “mira, pero la cocina no la vas a hacer tú, la va a hacer esta otra empresa que he buscado yo”. Este tipo de negociaciones se han de hacer antes de cerrar el presupuesto.
16. En una reforma, no existen los magos
Los contratistas representan un modelo empresarial como cualquier otro; tienen sus trabajadores, responsabilidad civil, gastos fijos y variables, riesgos y margen de beneficio. Tendemos a pensar que estos han de hacerse cargo de cualquier imprevisto que surja en una obra, pero no ha de ser así. Las obras son complejas, largas e intervienen agentes que no dependen del constructor, ni del técnico ni del propietario. Señalar al contratista como el “solucionador” de todo a coste cero no va a traer más que problemas.
17. Trabajo presencial
Durante la reforma te recomendamos que gestiones tu tiempo para estar presente. No queremos decir con ello que te pases el día en ella; se puede estar presente a través de llamadas telefónicas, reuniones en el despacho de tus técnicos o visitando la propia obra. Pero no desconectes del todo: se trata de una medida preventiva para reducir la probabilidad de un sobresalto al final de los trabajos.
18. Contraste de pareceres
A pesar de todos los esfuerzos es muy común que surjan trabajos que no estaban previstos en la medición y el presupuesto inicial. El contratista ha de saber que, cuando esto ocurra, no por ser él el encargado principal tiene garantizado al 100% que será él quien se ocupe de realizar esas tareas extras. En este caso sí que interesa contrastar los costes de esas tareas con otros profesionales.
19. No te desvíes
Las desviaciones improvisadas suelen ser responsables de los incrementos descontrolados del coste de una obra
20. Peligrosos caprichos que surgen durante la reforma
Dentro del concepto trabajos improvisados están también los caprichos de los propietarios. Hablamos de ese momento en el que piensan "bueno, ya que estamos liados, pues vamos a hacer también esto o lo otro". Como ellos son los que proponen, nadie suele pararles los pies, y el resultado puede ser un aumento insostenible de los costes.
21. Las cuentas claras
La mejor manera de saber si puedes o no puedes permitirte tomar decisiones durante la obra que alteren el coste final es llevando una contabilidad mensual o trimestral. Un PM hará este trabajo, pero si decides no contratarlo, será cosa tuya. Es una de las mejores formas de garantizar un resultado satisfactorio desde la perspectiva económica.
22. El poder de la comunicación
Toda reforma de cierta envergadura precisará de un equipo técnico detrás. Este equipo tiene viarias funciones, y una de ellas es la de establecer puentes sólidos de comunicación y colaboración con el contratista para obtener el mejor resultado. Evita exigir al técnico que se posicione siempre de tu parte; su trabajo será tu beneficio.
23. Antes de bajar el telón
Antes de que una reforma se dé por concluida, se levanta un acta final de obra en la que se recogen todos los pequeños desperfectos que se observen y que han de ser evaluados y, si corresponde, corregidos antes de entregar la obra. A continuación se podrá proceder a su liquidación (pago de la última factura).
24. Sembrar para el futuro
Esta clave va dirigida a los técnicos que estén leyendo este artículo: les recomendamos reservar un paquete de horas para visitas y evaluaciones a posteriori de acabar la obra. Si la experiencia conjunta ha sido buena, estas visitas serán pocas. El cliente sentirá su profesionalidad y apoyo, y muy probablemente aportará futuros clientes.
25. Ajustes de última hora
A pesar de todas las precauciones, es en el momento de entrar a vivir cuando vemos cosas en las que antes no habíamos reparado: interruptores mal sujetos, sifones que se obstruyen, lámparas que fallan... Todo eso es normal; su reparación está dentro de la garantía de la obra y no significa que los profesionales sean unos incompetentes.
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