Los clientes, a quienes les encantaba desde hacía ya tiempo esta vivienda construida en 1960, consiguieron comprarla finalmente en 2020. La casa necesitaban una renovación importante de la que se ha encargado el estudio Pricegore, liderado por Dingle Price y Alex Gore. El programa, dividido en cuatro plantas, consta de cinco dormitorios y amplios espacios comunes para disfrutar de la vida en familia.
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Un trabajo de recuperación de los materiales originales
Como explican desde el estudio, los dueños pidieron expresamente "usar materiales en bruto para dar forma a un interior visualmente sencillo y adecuado en el que exponer su colección de arte". La respuesta de los arquitectos ha sido la de dejar las paredes sin pintar; revestidas solo de cal para conseguir "un acabado blanco roto natural".
Una parte importante de los materiales originales se han recuperado. Así, las vigas de hormigón originales, limpiadas con chorro de arena, están ahora al descubierto. Por otro lado, las plantas superiores de la casa se han revestido con tablones de madera recuperada, mientras que la carpintería se ha teñido en todo el interior. Los baños tienen paredes de tadelakt y suelos de microcemento. En general, la casa destila una sofisticada estética brutalista que la hace tan elegante y original.
Una sofisticada estética brutalista que recuerda a las casas brasileñas de los 60
Durante la redacción del proyecto, el arquitecto responsable: Dingle Price, observó un importante cambio de nivel en el jardín de una propiedad vecina y, tras investigar un poco, descubrió que donde ahora está la casa en su día hubo un conjunto de casas adosadas de estilo victoriano. Este descubrimiento brindó la oportunidad de excavar 1,4 metros e introducir un volumen generoso en la estructura original. Los profundos cimientos del edificio permitieron hacerlo sin necesidad de carísimos apuntalamientos. El espacio habitable resultante, de 3,6 metros de altura, adopta el lenguaje brutalista del edificio existente.
"Ese carácter subterráneo de la planta baja –ocupada en su mayoría por la cocina y el comedor–, y su relación inmediata con el exuberante jardín, recuerda en cierta forma a las casas brasileñas de estilo moderno de mediados del siglo pasado", comenta el arquitecto.
Espacios generosos y llenos de luz
En la planta primera se ha aprovechado todo el potencial del salón original diseñando un nuevo acristalamiento de suelo a techo. Es espacio es espectacular y el tejado verde, fruto de la ampliación de la planta baja, proporciona frescor a la estancia y privacidad frente a las viviendas circundantes. El espacio se completa con una pequeña sala de cine que también puede funcionar como dormitorio de invitados.
En la segunda hay un par de dormitorios y un cuarto de baño, mientras el dormitorio principal ocupa la superior. Todas las habitaciones disfrutan del verde de los árboles que las rodean gracias a unas ventanas, de aluminio y similares a las de los años sesenta, mucho más grandes que las originales.
Un importante trabajo de aislamiento para conseguir una vivienda energéticamente eficiente
Un aspecto importante es cómo el rendimiento térmico del edificio se ha mejorado radicalmente con aislamiento exterior en el tejado; aislamiento de fibra de madera transpirable en la cara interior de los muros de ladrillo; un nuevo suelo y doble acristalamiento. Además, una bomba de calor suministra agua caliente y calefacción por suelo radiante. Un sistema de recuperación de calor por ventilación mecánica minimiza la pérdida de calor en invierno. Finalmente, se ha añadido una gran claraboya que baña la escalera de luz natural.
Una casa pensada para durar otros 60 años… o más
El jardín, distribuido en tres niveles, incluido el tejado de la ampliación de la planta baja, es obra del estudio de paisajismo FFLO e incluye una fuente de agua diseñada para atenuar el ruido del tráfico. "Consideramos el proyecto como una colaboración con los arquitectos que en su día diseñaron la casa: Morgan y Branch, que la proyectaron adaptada a su época. 60 años después, nosotros la hemos remodelado en función de las necesidades específicas de la familia propietaria y bajo unos estándares que esperamos duren los próximos 60 años… y más".