La localización, un monte arbolado a las afueras de Madrid, es el faro que ha activado este proyecto. "Respetar todos los árboles existentes y adaptar la vivienda al desnivel del terreno tratando de realizar el menor movimiento de tierra posible fue una obligación desde el primer momento", confirma el arquitecto Ángel Vargas González de Molina, de Avagon, sobre esta casa que cuenta con un proyecto de interiorismo de Minim.
Una de las ideas clave era que los espacios se abrieran al paisaje, de tal manera que, desde cualquier punto, se tuviera la sensación de estar en un bosque. Misión cumplida. El gran lugar de reunión de esta casa de 295 m2 distribuidos en dos plantas es, sin duda, el salón, concebido como una gran cabaña de madera que se abre al entorno a través de una gran cristalera.
Se trata de una amplia zona a doble altura que alcanza los 7,5 metros en su punto más alto. Bajo el mismo espacio brilla una elegante y funcional cocina, y, frente a ella, el comedor, donde no faltan las piezas de autor. Si los comensales miran hacia arriba se sorprenden con una pasarela de vidrio que conecta con la biblioteca suspendida. A su lado, en esa especie de limbo entre la planta baja y la primera planta, se ubica la zona de trabajo, una combinación de mesa, silla, lámpara y complementos que reciben la visita diaria de la luz natural. Abajo, se suman el vestíbulo, un baño y un aseo de cortesía.
Subiendo las escaleras se accede a la primera planta, con un dormitorio principal en el que destacan "el elemento de piedra que forma el cabecero de la cama" (que por el otro lado es el mueble del lavabo), las vistas a los grandes pinos, algunas encinas y vegetación baja que conforman el exterior. A la altura de las grandes residencias, esta habitación cuenta con vestidor. Esta planta también es la destinada a alojar dos dormitorios independientes para los dos hijos de la familia, así como otro baño y la lavandería.
Sostenibilidad y eficiencia energética están en el centro de esta obra con, por ejemplo, el uso de materiales naturales como la piedra (revestimiento de piedra natural Campaspero), madera (estructura de CLT, panelados de roble natural y palillería exterior de pino) y hierro, presente en la librería, la escalera y las barandillas.
La versatilidad es el denominador común de la mayoría de las piezas de mobiliario, como el sofá, que permite disfrutar de la visión del bosque, recibir el calor de la chimenea encastrada en un gran volumen que sobresale de la pared o relacionarse con la zona de la cocina. El arte salpica las estancias en forma de pinturas que proporcionan la nota de color, grandes esculturas y pequeñas piezas que alegran las mesas. Un lugar para ser disfrutado sin prisas y con los cinco sentidos.
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