Hay casas que acogen, respiran calma y tranquilidad. Y está firmada por el estudio de Maria Odena lo atestigua. Se encuentra en Ibiza, una isla que ofrece las noches del mayor desenfreno, pero que también es el destino perfecto en el que encontrar la paz. Y ese fue el propósito de la interiorista cuando recibió el proyecto: "convertir la antigua casa en un refugio blanco para la familia y compartir con amigos, que se mimetizara con el campo ibicenco y que respirara esa esencia que tanto caracteriza la isla", apunta.
La vivienda está formada por dos edificios; en la casa principal acoge la habitación principal y las zonas comunes, así como un aseo y la habitación para la lavandería y máquinas; en la casita anexa se han diseñado dos habitaciones en suite para acoger invitados, cada una con su entrada independiente.