Situado en el barrio de Pioneer Square, en el centro de Seattle (Estados Unidos) este loft industrial de una sola planta de 79 metros cuadrados, se ha diseñado para crear un espacio diáfano y versátil, que resultara atemporal. El estudio de arquitectura e interiorismo Le Whit es el artífice de este proyecto cuyo cliente, CEO de una empresa tecnológica, quería que la vivienda actuara tanto como un santuario al que poderse escaparse, como una incubadora para proyectos personales. Para ello, se tiraron abajo todas las divisiones interiores de la vivienda y se recuperaron parte de los materiales originales de la construcción como paredes de ladrillo visto (encaladas en un lado del espacio), conductos de aire, así como vigas y paneles de madera en el techo.
Como contrapunto a la luminosidad y brillo que impera en la vivienda, las diferentes unidades que conforman el baño presentan un aspecto oscuro y opaco. Junto a los suelos de cemento negro, las paredes están revestidas de madera carbonizada utilizando la técnica tradicional japonesa Shou Sugi Ban, que hace que el material sea resistente al fuego y al moho. Otros acabados de color negro incluyen el lavamanos de piedra del lavabo y los tiradores interiores de las puertas de madera teñida. Las cortinas que cubren las puertas de cristal esmerilado aportan mayor privacidad y cierto dosis de pomposidad mesurada.
El conjunto del espacio abierto apuesta por una paleta de colores suaves como ladrillo blanqueado, maderas claras, azulejos tipo metro y muebles de cocina blancos. En la encimera de mármol blanco brillante, se ha integrado una tabla de cortar de nogal cuyo acabado coincide con la mesa de comedor hecha a medida. Completa el escaso mobiliario pequeñas piezas auxiliares y un sofá de poca altura dispuesto a favorecer la que entre mucha luz natural desde las ventanas arqueadas.