Estilo escandinavo en una isla canadiense: el refugio soñado para un amante del kitesurf

A Pointe Au Baril se le conocer por ser uno los paisajes de agua dulce más espectaculares de Canadá. Ubicada a tres horas al norte de Toronto, esta comunidad es conocida por sus numerosos archipiélagos de rocas precámbricas esparcidas a lo largo de la costa de la bahía Georgiana que dan forma a canales estrechos que incluso los navegantes experimentados encuentran difíciles de navegar. Es una zona de naturaleza que atrae a residentes permanentes y estacionales que comparten un profundo respeto por la belleza intacta del área.

Este escenario ha enamorado a un amante del kitesurf que ha hecho de Pointe au Baril su segundo hogar. Para darle forma se puso en contacto con estudio Akb Architects, fundado en Toronto por los arquitectos Robert Kastelic y Kelly Buffey, responsables de dar forma a su refugio soñado en la isla Whistling Wind, que ha pasado a ser una de las islas habitadas más alejadas del continente. Rodeada de aguas abiertas y un imponente cielo, está continuamente expuesta a niveles de agua cambiantes así como a temperaturas extremas incluso en un mismo día. Las fuertes condiciones del viento hacen de Pointe Au Baril el lugar ideal para que el propietario disfrute de su pasión por el deporte.

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Los colores de la naturaleza

El diseño del refugio está compuesto de cuatro volúmenes de una planta con estructura de techo a dos aguas con tejas de cedro envejecidas plateadas, que parecen sacudidas por el viento. "En determinadas condiciones de luz, apenas se distinguen de las rocas de color gris pardusco que las rodean", explican los arquitectos.

Cabañas de una planta

La cabaña principal se ubica en la elevación más alta. Una litera, una sauna y un depósito para embarcaciones que contiene una pequeña sala de fitness conforman las otras construcciones y se puede acceder a ellas a través de pasarelas de tablones de madera instalados a lo largo de la rocosa superficie de 4.000 metros cuadrados de la isla.

Aprovechamiento de recursos

A diferencia de muchas residencias de verano que se construyen para disfrutar de una vista, esta cabaña está rodeada de terrazas envolventes desde las que disfrutar de panorámicas en todas direcciones. Además, las paredes retráctiles también proporcionan un control térmico natural con brisas cruzadas que refrescan el interior. Y los voladizos brindan sombra del fuerte sol del verano y ayudan a reducir la ganancia de calor solar.

La estancia principal

La construcción principal tiene un total de 167 m² que albergan la zona común comprendida por una cocina abierta al salón-comedor. Además dispone de dos dormitorios, un baño privado compartido y un lavadero.

Madera, la protagonista

La madera es el material protagonista con el que se han vestido los interiores de la vivienda. Unas alargadas tablas de cedro blanqueadas hechas a medida recubren las paredes y los techos inclinados. Su color claro contrasta con el tono más apagado del cedro rojo occidental que reviste el exterior de la cabaña.

Chimenea entre piedras

Entre la madera dominante de la zona de estar destaca una chimenea de leña rodeada de losas de granito local de Muskoka. Ofrece sensación de vida elemental al tiempo que hace de única fuente de calor, lo que elimina la necesidad de sistemas mecánicos de respaldo.

En versión reducida

Junto a la vivienda principal, en la isla también se ha construido un volumen de 90 m² pensado para acoger a amigos e invitados. Cuenta con dos dormitorios con baño compartido, una sala de estar con una chimenea y una kitchenette con un pequeño rincón de oficina.

Inspiración nórdica

El mobiliario de líneas rectas y limpias ha sido escogido por la diseñadora Anne Hepfer para decorar los diferentes interiores de este refugio del archipiélago canadiense. El interiorismo está inspirado en el estilo escandinavo, donde no falta la sobriedad y los tonos neutros que transmiten sosiego y confort.