Estamos sumidos en una transición ecológica para intentar revertir más de dos siglos de crecimiento basado en la explotación lineal de los recursos naturales. El sector de la edificación tiene mucho que decir al respecto: a nivel europeo supone más del 36% de las emisiones de CO2 y el 40% de la energía final empleada. La descarbonización de los edificios pasa necesariamente por la reducción de su demanda energética; el estándar Passivhaus es una de las herramientas más eficientes para lograrlo. En sus premisas se han apoyado Emiliano López y Mónica Rivera, del estudio López Rivera Arquitectos, para diseñar esta casa en Gautegiz Arteaga, en el entorno de los humedales de la reserva de la biosfera del Urdaibai. Enteramente realizada con madera –un material que en su proceso de formación absorbe más CO2 del que genera–, supone un ejercicio de contención energética gracias a soluciones como el aislamiento de fibra de madera y corcho, los cerramientos herméticos con triple vidrio bajoemisivo, la ausencia total de puentes térmicos y la ventilación mecánica con recuperación de calor. Una contención que es también formal, con su silueta arquetípica, su lenguaje sobrio y el delicado gesto de elevarse por encima del suelo para no alterar el entorno. Todo un ejemplo.