Cuando uno se encuentra molduras y suelos de mosaico Nolla originales en un proyecto de reforma, más vale rehabilitar y conservar estos tesoros decorativos que destruirlos. Es lo que hicieron Faidra Matziaraki y Victor Gonzalez, al frente del estudio Cometa Architects, en esta vivienda de 250 metros cuadrados que además se encuentra en el corazón modernista de Barcelona. Los autores no solo han integrado los elementos originales en el nuevo espacio, sino que han hecho un guiño más a este estilo de comienzos del siglo XX con detalles como las puertas de carpintería metálica con acabado bronce que separa el bloque de la cocina y el estudio del salón.
Precisamente la ubicación de la cocina es uno de los aspectos más destacados de este proyecto. Los arquitectos deshicieron el dédalo de particiones, pequeñas habitaciones y pasillos oscuros que caracterizaban el espacio original para crear una distribución más diáfana y racional que permite el paso de la luz natural. En ella, la cocina se ubica en un punto central, haciendo de "bisagra" entre la zona de día en la parte anterior y las habitaciones en la parte posterior. El color oscuro con el que se ha revestido supone un intervalo en la luminosidad de todo el espacio y crea la ambientación ideal para el ritual doméstico del placer gastronómico.