En las afueras de Pamplona, Carlos Pereda y Óscar Pérez, al frente del estudio Pereda-Pérez, galardonado con el Premio de Arquitectura Española en 2013, han proyectado esta vivienda familiar minimalista que es un canto a la sencillez y a la geometría. En una parcela ubicada en el valle de Egüés, en Navarra, en un terreno con un desnivel entre sus extremos de 16 metros en la dirección Este-oeste, los arquitectos han concebido un minimalista bloque de hormigón, macizo y blanco, "casi como un monolito", como apunta Carlos Pereda. De planta rectangular, la casa se distribuye en dos pisos y dos áreas independientes: una más social y la otra, más oculta, privada y discreta.