Una bucólica casa de piedra y madera rodeada de bosque
Al noroeste de Estados Unidos, las frías y casi desiertas islas San Juan son el paraíso para los amantes del mar, las montañas y los frondosos bosques. En un paraje como este, se alza una casa oculta entre los árboles que es el retiro de paz perfecto para su afortunado propietario, familia y amigos
La propiedad de Hillside Sanctuary está compuesta por dos construcciones independientes. La vivienda principal ocupa gran parte del terreno y, a su lado, la casita de invitados, que se vuelca al mar gracias a una construcción modular muy estudiada.
El propietario del terreno encargó el proyecto a Hoedemaker Pfeiffer en busca de un retiro personal inspirado en una casa que había perdido hace tiempo por culpa de un incendio, en las colinas de los Apalaches. La tarea principal para el estudio no era emular dicha casa, sino darle una nueva forma según el espíritu de este paraje recóndito en el noroeste del Pacífico. Inspirándose en las Islas San Juan, lugar donde se encuentra la casa, el equipo imaginó una serie de volúmenes de piedra simples y cálidos.
Aprovechando al máximo las vistas panorámicas de Puget Sound, la casa principal está ubicada en una pequeña meseta en lo alto de una ladera de fuerte pendiente. Con espectaculares vistas al mar a un lado y a la carretera al otro, el sitio sugirió un zócalo y un muro de piedra para formar la base y la parte trasera de la casa.
Encima de la base baja de piedra, se alza una estructura de madera llena de luz. Su techo de cobertizo simple se inclina hacia abajo para protegerlo del sol de verano y al mismo tiempo ofrece espacio para una matriz fotovoltaica en la parte superior.
A su vez, la luz invernal penetra profundamente en los espacios de vida principales a través de una pared de vidrio que corre continuamente a través de la elevación sur del edificio.
Estos grandes ventanales y puertas inundan la cocina de luz natural y paisajes cambiantes. La decoración es sobria y moderna, práctica y acogedora. Desayunar o preparar la cena en esta amplia y diáfana cocina tiene que ser lo más.
El mobiliario de esta cocina nos da una pista de cómo es el resto de la casa, decorada con piezas del estilo años 50, con aires masculinos y muy elegantes. A pesar de esta sobriedad latente, existen toques muy personales y cálidos que convierten las estancias en acogedoras.
Las puertas, batientes y acristaladas, conducen a una terraza con suelo de baldosas cerámicas, en la que disfrutar de las preciosas vistas costeras de la isla.
La terraza es el lugar perfecto para desayunar o cenar escuchando los sonidos del bosque. Salir aquí con una manta y un té caliente debe ser muy placentero. Además, desde este espacio puede verse la casa de invitados.
En esta vista de uno de los pasillos de la casa puede apreciarse la magnitud de las anchas paredes de piedra que sustentan la casa. Para su construcción se han utilizado materiales autóctonos, como robustas piedras y madera maciza. Vamos, que aquí el más feroz de los lobos ya podría soplar y soplar, que la casa se mantendría intacta.
La cama del dormitorio principal está rodeada por ventanales que incorporan el exterior en el interior. Madera clara y textiles azules a rayas hacen el resto.
En el baño se ha utilizado una dicotomía de color que resulta muy efectiva: gris antracita y madera. La bañera exenta a uno de los lados del cuarto centra todas las miradas.
En esta vista de una de las fachadas de Hillside Sanctuary puede verse cómo sirve para el almacenaje de leña. La casa cuenta con dos chimeneas y su calor es esencial para pasar confortablemente las noches, así que la leña cortada se deja bien a mano y forma parte de la fachada.
El sitio pensado para ubicar la casa de huéspedes vino con desafíos técnicos más significativos. El concepto comienza con una torre de piedra cercana al centro de la pequeña parcela circular adyacente.
Elevándose por encima de la pendiente inclinada, se vislumbra un cubo que se vuelca al mar, gracias a un balcón cerrado. La situación de esta casa de invitados es totalmente estratégica para que disfrute de la distancia adecuada con la casa principal y, a la vez, tenga una luz y vistas muy especiales.
La entrada principal ofrece acceso fácil a los espacios interiores del proyecto, a través de una abertura simple de altura completa cortada en la elevación norte del volumen de piedra.
Frente a la entrada, una amplia sala de estar se extiende casi hasta el mar gracias a una plataforma en voladizo que lleva a un bello balcón sobre el agua. El comedor fue concebido como un cubo de vidrio de tres lados flotando sobre un bosque de árboles.
Y aquí está el comedor de la casa de invitados. Es un cubo acristalado que sobresale de la estructura de la casa para volcarse al bosque y así poder comer rodeado de árboles, disfrutando de la naturaleza a cobijo.
La zona privada de la casa está a un nivel inferior, al que se accede a través de una escalera con listones de madera que dejan pasar la luz natural a las habitaciones de invitados.
En dichos dormitorios, los huéspedes cuentan con todo tipo de comodidades, hasta con un pequeño vestidor.
Dos vigas de acero soportan todo su peso y se extienden profundamente en el sistema del piso para sostener esta bonita caja de luz, en que se convierte al anochecer.