Neutra. Así es la carcasa que conforma Les Mirones, una casa proyectada por Carlota Laucirica y Diana Piera, fundadoras del estudio barcelonés CO Arquitectura, levantada desde cero en el municipio de Gualta, en el Baix Empordà. La voluntad de reinterpretar formalmente una masía tradicional y de rendir homenaje a los materiales de la zona son los pilares que sustentan este proyecto. Piedra, teja árabe, cañizo, madera y revestimientos continuos de Concepto Q dan forma a esta construcción llevada a cabo por Grup Escrivá.
La principal característica es la mezcla de líneas modernas y espacios diáfanos "para generar un diálogo entre lo contemporáneo y lo clásico", indican las arquitectas. Sus 350 metrosestán distribuidos en tres volúmenes: el principal, revestido con piedra de Pals, se divide en dos para generar un gran eje central que aporta luz y ventilación a las estancias y distingue las zonas de día y noche; y los dos núcleos restantes se articulan alrededor de la pieza central para facilitar los recorridos exteriores y los patios intermedios en el tránsito al jardín principal, plantado de especies autóctonas.
En el interior, texturas como el microcemento, acabados rústicos poco usuales hoy en día como el entrevigado de cañizo de la cubierta de pino y el hormigón encofrado de caña son protagonistas y se alían con los tonos neutros del beige al gris para unificar una atmósfera enfocada a la vida relajada. Por este motivo, la tranquilidad y la austeridad de los revestimientos coinciden con la elección del mobiliario, en su mayor parte de obra y microcemento, tal como dicta la tradición de la zona, diseñado a medida por las arquitectas y hecho realidad por artesanos locales.
"Los diferentes muebles se integran en los espacios y buscan el equilibrio entre lo moderno y lo tradicional, a base de materiales nobles y naturales", concluyen las autoras. Este espíritu minimalista se ha compensado estéticamente con los frentes de armarios, puertas y muebles de cocina realizados con listones de roble natural envejecido, una elección que "aporta un hilo conductor al global de la vivienda y genera identidad y esencia", argumentan.
En cuanto a la distribución, desde la entrada principal se accede a la derecha al volumen de día, un espacio diáfano que acoge sin interrupción cocina, comedor y salón. Mientras que a la izquierda está el área de noche, formada por un aseo de cortesía, el cuarto infantil, dos dormitorios con baño en suite y, en la planta superior, el dormitorio principal, que disfruta de vistas al paisaje y cuenta con su baño privado, vestidor y zona de trabajo. En volúmenes independientes, el porche se abre al jardín y a la piscina, y un módulo auxiliar se dedica a aparcamiento y servicios. Vernacularidad a día de hoy.