Al lado del pueblo alemán de Gelting, en la costa báltica, cerca de la frontera con Dinamarca, se encontraba la isla de Beveroe, que significa "castor" en danés. Depósitos naturales y lenguas de arena conectaron poco a poco esta isla costera con el continente. La zona sigue siendo poco frecuentada por el hombre, por lo que se ha convertido en un lugar de cría y descanso habitual para muchas especies de aves.
De hecho, en 1934 fue declarada reserva natural. Así que el diseñador hamburgués Sönke Martensen puede sentirse un privilegiado al gozar de un refugio de fin de semana en este enclave, en una propiedad que adquirió su abuelo, fundador de la empresa de mobiliario que lleva su apellido y que Sönke dirige en la actualidad. Aunque él no es arquitecto, su experiencia en el mundo del diseño y del interiorismo le ayudó a crear este proyecto tan personal que respira la filosofía de la marca que dirige: minimalista, modesto y puro, pero también confortable.
La vivienda en realidad es un complejo de cuatro apartamentos de unos 90 metros cuadrados cada uno repartidos en dos plantas, de los que Sönke ocupa uno, reservando el resto para otros miembros de la familia. Invirtiendo la distribución convencional de las viviendas de varios niveles, la zona de día (salón, comedor y cocina) se ubica en la primera planta, mientras que los dormitorios y los baños se emplazan en la planta baja, con salida directa al jardín.
El interiorismo, fruto de la colaboración del diseñador con la firma berlinesa Bazar Noir, conocida por sus exposiciones siempre cambiantes y sus ediciones limitadas, subraya la atmósfera serena del paisaje y la transición hacia el agua. La paleta de colores refleja tanto la fuerte arquitectura como el entorno natural con una mezcla de tonos neutros y acentos negros. Como materiales se han utilizado el hormigón y la madera de alerce. "Esto hace que la casa parezca oscura y dramática por fuera y, como contraste, muy ligera y luminosa por dentro", comenta Sönke.
La elección de materiales en el interior varía desde el lino y la lana crudos hasta delicadas superficies de nogal y latón, pasando por objetos de mármol y metal para crear una atmósfera acogedora, pero sutilmente lujosa. Con este proyecto, el autor ha plasmado su idea de cómo debe ser un espacio habitable: "La buena arquitectura no tiene que ver con el diseño y la funcionalidad, con ideas pragmáticas e inteligentes de una vida cómoda. Se trata de la belleza pura y sin pretensiones de las formas y los materiales; de la escultura y el tiempo".