Decía Haruki Murakami que la lectura es un santuario donde escapar de las preocupaciones externas y conectar con nuestro interior. Proyectar un rincón de lectura en nuestra vivienda es procurarnos un refugio personal dentro del que ya supone nuestro hogar para toda la familia.
Por supuesto, ese refugio debe ser confortable, acogedor, introspectivo, donde el diseño e incluso la arquitectura juegan un papel fundamental. El rincón de lectura debe estar en un lugar aparte, con un interiorismo cómodo y agradable (asiento, cojines, mantas…) y recibir mucha luz natural. Pero, ¿y cuándo cae la noche?
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La luz es, efectivamente, fundamental para disfrutar del placer de la lectura. No se trata solamente de poder leer correctamente y evitar la fatiga visual, sino también de crear un ambiente acogedor e íntimo que invite al necesario estado de relajación y concentración que requiere la lectura.
Aunque la luz natural es lo mejor para lograrlo, cuando cae la tarde entra en escena la lámpara como actor principal en nuestro rincón de lectura. Y para que este necesario artefacto no altere el ambiente de nuestro rincón de lectura, debemos armonizar sus formas, colores, texturas… con el resto del interiorismo del espacio.