El museo dedicado al explorador Thor Heyerdahl, situado en la península de Bygdoy, en Oslo, se ha quedado pequeño, y el estudio Snøhetta, autor del celebrado edificio de la ópera en la misma capital noruega, ha presentado un plan de ampliación y rediseño. La expansión tendría un gran auditorio revestido de madera, inclinado al cielo y añadido al Museo Kon-Tiki, que expone embarcaciones y aparatos que Heyerdahl utilizó en sus expediciones náuticas, construido en 1957 para albergar la célebre balsa Kon-Tiki, y uno de los más visitados del país.
En 1950, el propio Heyerdahl dirigió un documental sobre su navegación, tres años antes, desde América del Sur hasta la Polinesia, tratando de demostrar que, en tiempos precolombinos, pobladores de aquel continente habían llegado a ese destino en balsas movidas solo por las mareas y los vientos. El nuevo diseño transformaría los espacios donde se exhiben la balsa y también el bote de juncos de papiro Ra II que el explorador utilizó para navegar la costa oeste de África hasta las Barbados, en 1970. Situada entre la balsa y el bote, la estructura de madera (pieza central de la propuesta) en forma de cuña estaría inclinada mirando el cielo.
En la planta inferior, han dispuesto una cafetería abierta al jardín y, en la superior, un auditorio para usos múltiples. "Un lugar dedicado a jóvenes y a mayores donde se pueda aprender y debatir sobre los desafíos globales debido a la falta de importancia que le damos a la salud de los océanos", dice el director del estudio. A través de los espacios propicios para la frecuentación de estos temas (que pueden generar un interés un poco más que nostálgico por las aventuras del gran explorador en su balsa y su bote), el nuevo diseño propone trasmitir el legado de Thor Heyerdahl como un código para interpretar nuestro presente.