El ya finiquitado 2016 nos propinó un sinfín de sorpresas: el Reino Unido dijo adiós a Europa, Donald Trump ganó las elecciones presidenciales de su país y, no muy lejos de donde acaba de ser investido, se botó el proyecto Ark Encounter, el cual se plasma en una réplica del Arca de Noé, exacta según sus promotores, quienes también afirman que estamos ante la mayor estructura de entramado de madera del mundo. Lo que no se pone en duda es que este barco construido junto a un bosque de Kentucky por carpinteros amish –los de Único testigo–, mide 155 metros de largo, 26 de ancho y 16 de alto.

Menos claro es que la historia del hombre y de la humanidad transcurriera tal como la cuenta el Génesis, el primer libro de la Biblia. Los promotores del Arca, la organización fundamentalista cristiana Answers in Genesis, se ciñen a la literalidad del texto; cada coma es sagrada. Nueva certeza: que su mensaje lo han sabido posicionar: el parque está situado en Williamstown, una ciudad justo al lado de Cincinnati, a un día en coche de dos tercios de la población de los Estados Unidos, y muy cerca del hermano Creation Museum (Museo de la Creación, que incide en esta misma línea de pensamiento).

Con capacidad para recibir 10.000 visitantes al día, retrata a lo largo de sus tres plantas cómo pudo ser la vida de Noé y su familia a bordo mientras duró el Diluvio Universal, amén de defender con múltiples argumentos fechas, porqués y justificación de tamaña calamidad. Se ven los talleres donde mataban el tiempo, las camas en las que descansaban agotados de otear el horizonte y los animales a escala, incluidos unos dinosaurios –sí, unos dinosaurios–. El restaurante se ha llamado en honor a la mujer de Noé, Emzara Kitchen, y en el zoo aledaño –Monte Ararat, donde el Arca tomó tierra– se ven yaks Tibetanos, canguros y avestruces. También se pueden dar paseos en camello y en burros. El burro, un animal muy ad hoc. Y en fechas próximas está prevista también la construcción de la Torre de Babel y de una aldea de Oriente Medio del primer siglo d.C.

Muchos de los followers de esta atracción esperan impacientes la visita de su flamante presidente, aunque seguro que la hipótesis de una calamidad climática le da yuyu y se lo piensa.