En el último año, el recibo de la luz ha subido para el consumidor casi un 35%, llevando la inflación a su máximo desde 2012 –un 3,3% en agosto de 2021– y comprometiendo la esperada recuperación económica tras la pandemia de la COVID-19.
A la espera de que las medidas que planea el gobierno para contrarrestar esta coyuntura tengan un impacto positiva sobre la factura, está claro que apostar por las energías renovables es la vía más eficaz para procurar que el coste de la energía se reduzca. En la actualidad, el 75% de la energía que se consume en España procede de fuera, y eso nos expone a los vaivenes del mercado internacional del gas, el petróleo y los derechos de emisiones de CO2. Según José María González, director general de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), citado por el diario La Vanguardia (12/9/2021), existe una relación directa entre el incremento de la producción de energía renovable y las bajadas de precio.
Al instalar un sistema fotovoltaico de autoconsumo en casa no solo estamos generando nuestra propia energía, sino que también contribuimos con nuestro pequeño grano de arena a reducir la dependencia del país de la energía exterior procedente del gas, el petróleo o la nuclear. Pero ojo, porque mucha gente puede pensar que con llenar el tejado o el jardín de placas solares basta para que automáticamente baje el recibo de la luz, y no es así.
De hecho, algunas personas que acaban de instalar un sistema de placas solares se encuentran con la desagradable sorpresa de que su factura eléctrica, lejos de bajar, se incrementa. Y es que disponer de energía solar no significa que de repente se puede usar toda la electricidad que se quiera, cuando se quiera, y no tener que pagar más por ella. No es cuestión de arrepentirse o desanimarse, sino de conocer cómo funciona la energía solar en casa, y cómo sacarle el máximo provecho.
En primer lugar, hay que tener en cuenta algo obvio: las placas solares generan energía cuando la reciben del sol, es decir, de día. Si el sistema fotovoltaico está conectado a la red para verter la energía sobrante –es decir, la que no consumimos– y tomar la que necesitamos cuando las placas no producen suficiente electricidad, es muy probable que se esté desaprovechando la energía generada si se concentra el consumo a última hora de la tarde o por la noche –algo muy normal si trabajamos fuera de casa–, cuando el sol ya no brilla. Y teniendo en cuenta que con la nueva tarifa eléctrica la franja horaria de 18 a 22 horas se considera punta, no es extraño que el consumo se dispare.
Por eso, es importante reajustar el uso de la energía para consumir más electricidad durante el día. Una forma es aprovechar la función de temporización del aire acondicionado y la calefacción –si esta es eléctrica– para que la casa se enfríe y caliente durante el período diurno, antes de regresar a casa tras la jornada laboral. Lo mismo puedes hacer con la lavadora, la secadora y el lavavajillas si estos electrodomésticos incorporan temporizador, o conectándoles uno si no disponen de esta función.
Pero si no quieres utilizar temporizadores, lo mejor es trasladar los procesos que consumen mucha electricidad (como el lavado y el secado de la ropa) al fin de semana, cuando estés en casa durante el día. Además, en el caso de que no haga sol y el sistema no produzca energía suficiente, recuerda que la tarifa eléctrica ahora es más barata los sábados, domingos y festivos nacionales.
Por otro lado, si quieres aprovechar hasta el último vatio de energía que produzca tu sistema solar, no tendrás más remedio que instalar un sistema de almacenamiento doméstico, es decir, una batería solar. Esto incrementará el precio de la instalación fotovoltaica, pero a cambio te permitirá consumir la electricidad que generas en cualquier momento, de noche o en días nublados.