Arquitecto de formación, Jean-Gillaume Mathiaut ha trabajado con Édouard François, Jean Nouvel o Patrick Blanc. Más tarde se interesó por la ebanistería, aprendió junto a otros artesanos y después hizo su propio camino. Ahora está entre ambos oficios. Empezó haciendo pequeñas arquitecturas como hobby, como casetas para cuartos de niños, y siguió construyendo cabañas para coleccionistas o eventos: "Se trata de construir/ deconstruir mientras se viaja en un universo que está relacionado con la infancia, con la noción de refugio", cuenta Mathiaut, quien recorre los bosques de su infancia en busca de árboles fosilizados, de trozos de corteza o de ramas abandonadas, que transforma en muebles. Su trabajo es auténtico reciclaje.
ODA A LA BIODIVERSIDAD
Actualmente está interesado en crear un universo completo, donde la arquitectura se desarrolla sobre la naturaleza y esta se une a la arquitectura, pero también al mobiliario. Sus piezas son una alegoría del bosque y una oda a la biodiversidad. En su taller, poblado de bancos, librerías y sillas hechas a mano, busca la precisión y la simplicidad de las formas para estar lo más cerca posible de la naturaleza. La galería parisina Kolkhoze (kolkhoze.fr) vende y exhibe sus piezas únicas.