Suiza es un país muy rico y diverso. Esto lo podemos ver en su paisaje alpino, en sus cuatro idiomas oficiales y en sus casas. Las viviendas del país europeo tienen una clara influencia del estilo nórdico, ya que cuentan con un clima muy similar al de las naciones escandinavas. Esto lo podemos ver en las fincas de obra nueva, en el que la madera, el color blanco y la funcionalidad están a la orden del día. 

Las viviendas españolas cuentan con unos elementos propios que no tienen las helvéticas. En nuestros hogares, optamos por poner persianas, colores cálidos o figuras de porcelana. No obstante, uno de los elementos que más encontramos en las casas mediterráneas, y que no tienen las suizas, son los pasillos. Así nos lo ha hecho saber la periodista y creadora de contenido española, Sara Lloris (@honolalab), afincada en la ciudad transalpina de Basilea

"Las habitaciones se encuentran alrededor del descansillo", dice una española que vive en Suiza

El pasillo es un espacio de la casa que siempre ha estado dedicado al paso y al conectar las estancias. La decoración que hemos utilizado para embellecer este ambiente ha estado tradicionalmente centrada en las paredes, con cuadros o espejos que lo amplían visualmente. Las marcas actuales se están focalizando en otros elementos, como son las alfombras pasilleras o las estanterías muy estrechas con libros, para que aquellas zonas largas y de pocos metros cuadrados se le saque el mayor provecho posible. 

Tal y como nos explica Sara Lloris, en Suiza se pueden diferenciar las casas en: antiguas, viejas, nuevas y muy nuevas. En las de la primera categoría, que fueron construidas hace más de un siglo, no tienen ni un pasillo. A pesar de no contar con estos espacios, algunas estancias como el salón y comedor, sí que están divididas. Los arquitectos helvéticos del momento apostaban por conectarlas directamente, pero sin escoger la opción abierta y diáfana. 

"Respecto a la distribución, un piso viejo en España tiene un pasillo larguísimo. En Suiza, no es el caso. Aquí entras y hay un descansillo -lo que viene siendo un recibidor-, y en los pisos viejos las habitaciones se encuentran a su alrededor", comenta Sara. La entrada de la casa vertebra todas las estancias, sin la necesidad de separarlas con zonas de paso y sumando estos metros cuadrados al espacio de cada ambiente. Además, añade que los cuartos no son muy amplios. Estas características son típicas de las viviendas construidas entre las décadas de los 60 y 80. 

Pasillo

Los pasillos no están presentes en los pisos de obra antigua de Suiza.

Pablo Veiga | Photofoyer

En cuanto a los pisos nuevos, la periodista no hace mención a los pasillos. Sin embargo, sí que explica algunas de las características más comunes de este tipo de viviendas, como son las cocinas en blanco y negro o los espejos con almacenaje para el baño. Una coincidencia con el estilo nórdico, es que algunos pisos de obra nueva están hechos de madera contralaminada, el material que se postula como principal alternativa al hormigón. 

Las diferencias de los suelos de las casas de España y Suiza

Inspiración piso Marta Ortega suelo hidraulico

El suelo hidráulico es común de los pisos de Barcelona.

Eugeni Pons

Otro elemento en que @honolalab hace hincapié de las casas de Suiza es el suelo, en el que la española destaca algunas diferencias con los hogares de nuestro país. "En Valencia, en mi ciudad, en un piso antiguo del centro te encontrarás un suelo hidráulico de tipo mosaico", dice Sara. En la nación transalpina, la periodista dice que en la época en que se construyeron estas viviendas era más común recurrir al parqué de espiga. 

Por otro lado, en los hogares de España de las décadas de los 60, 70 y 80 es típico el suelo de terrazo. Este tipo de baldosas se caracterizan por tener una gran variedad de materiales en su acabado, como el vidrio y el mármol. En cambio, en Suiza era común el parqué en mosaico. En la actualidad ,la periodista nos explica que se opta por suelos de "mini maderitas, cada una de un color" y de un "material que es transmisor de calor", ya que los helvéticos están dejando de lado los radiadores y apuestan por superficies radiantes.