Siempre han entendido la arquitectura como una disciplina artesanal basada en el dibujo y no por ello renunciaron a trabajar en grandes proyectos. Su obra, reconocen, fue "prolífica pero no por ello exenta de calidad". Sobre su particular manera de entender el oficio transcurre la exposición en la sede barcelonesa del Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC), Clotet_Tusquets 1960-1980, con una amplia selección de dibujos, documentos, fotografías y objetos que los arquitectos crearon a lo largo de esos 20 años y que se mantendrán expuestos hasta el 7 de abril.
Esta exposición, comisariada por ellos mismos y enmarcada en el espacio Fundamentals del COAC, podía haber mostrado solo sus proyectos más emblemáticos, como la Casa Fullà y el Palau de la Música de Barcelona, pero la retrospectiva es fiel a su personalidad, alejada de los cánones de la industria, y por eso recoge también sus inicios, más modestos, cuando reivindicaban que cualquier lugar podía ser (buena) arquitectura.
Su fundamental trabajo como diseñadores también está expuesto, a través de piezas como la silla Minivarius, la chimenea Clotus y la estantería Hypòstila. Requiere un apartado aparte uno de sus trabajos más revolucionarios en este campo: Banco Catalano. Inspirado en los bancos de Gaudí para el Parque Güell, presenta un perfil ergonómico y está hecho en deployé, la plancha metálica perforada. Cuarenta años después permanece como seña de identidad de la ciudad Condal y un ejemplo de buen diseño urbano que acumula premios y reconocimientos.
Por separado también han conocido han desarrollado una apasionante carrera profesional. En fechas recientes, Clotet, junto a J.A Martinez Lapeña y Elias Torres, firmó una nueva colección vibrante de mosaico hidráulico para la firma Huguet, mientras que Oscar Tusquets se ha convertido en embajador de la marca japonesa Uniqlo junto a otras personalidades de Barcelona.