A Ámsterdam también se le conoce como la Venecia del norte. En el pasado fue un pueblo pesquero y hoy es una vibrante ciudad cosmopolita llena de arte, moda, cultura e historia. Descubrir sus mercados de flores, sus coloridos parques, sus antiguas iglesias reconvertidas y conocer sus museos como la Casa de Anne Frank, el Museo Vang Gogh o el Rijksmuseum, o sus joyas arquitectónicas escondidas, bien merecen una escapada.
A la hora de dormir, la propuesta de Preferred Hotels & Resorts en el centro histórico de la ciudad, es una opción que conecta con el espíritu artístico de la capital de los Países Bajos: el Hotel Pulitzer, un nombre que recibió como legado de su primer propietario, nieto del magnate de la prensa neoyorquina.
El establecimiento es el resultado de la paulatina adquisición de 25 casas históricas contiguas de los siglos XVIII y XVIII que se conectan gracias a sucesivas reformas. El establecimiento es un seductor laberinto que invita a ser explorado en el que uno puede y debe perderse para descubrir la quintaesencia de la elegancia holandesa.
Su diseño, contemporáneo y ecléctico, lleva la impronta estilística de Jacu Strauss, antiguo diseñador en el estudio del británico Tom Dixon, que rindió homenaje a la tradición sin dejar de lado la modernidad. El hotel ofrece tranquilos jardines interiores, espacios para eventos, una cafetería en el jardín, un bar y un restaurante y en todos sus rincones prima la elegancia cromática y el equilibrio de antigüedades y piezas contemporáneas.
También Strauss ideó cada una de las 225 habitaciones del hotel con su propia personalidad. No hay dos iguales. Destacan entre ellas las Collectors Suites, con una cuidada estética, con un punto rompedor y tematizadas por la cultura, según la música, los libros, las obras de arte... Como denominador común en las estancias es que en todas reina el confort y el estilo, cuidado al mínimo detalle con gestos sutiles como un set de reparación de bicis, un teléfono de época, porcelana inglesa o amenities de Debaser.
La sensación de recorrer las zonas comunes del hotel invita al asombro y a disfrutar de las antigüedades y los libros que atesora. Además de su jardín, un oasis secreto en la ciudad adornado con juguetonas esculturas, el hotel ofrece gimnasio y una librería con obras de autores reconocidos con el Premio Pulitzer. Pero si por algo destaca es por su oferta gastronómica. El restaurante Jansz, donde se sirve el desayuno, atrae a turistas y locales por su sencilla carta de platos inspirados en la cocina holandesa moderna. Cuando el sol se esconde, los más nocturnos encontrarán su espacio en el Bar, un animado enclave con un suntuoso mobiliario y un ambiente rico e íntimo en el que saborear cócteles clásicos con vistas a los canales. Y junto al lobby, el Jardín Pulitzer es el lugar perfecto para relajarse en perfecta tranquilidad.
Completa la experiencia su servicio de concierge, de espíritu informal y dispuesto a ayudar cómo moverse por la zona en el que se encuentra, el pintoresco barrio de las Nueve Calles, cogollo del distrito de los Canales y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Para quien no quiera moverse a pie y prefiera hacerlo sobre el agua, puede hacerlo en los barcos The Tourist y Belle, que esperan en el embarcadero del canal, frente al hotel, para navegar por los canales de esta ciudad.
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