Entre un mar de viñedos y situada en las faldas de la localidad alavesa de Laguardia, emergen las paredes tupidas de hiedra de una bodega centenaria, Cosme Palacio. En este enclave fundado en 1894 se ha reconvertido en un hotel rural de lujo en el que alojarse, eso sí, contando con el beneplácito de sus dueños, la familia Entrecanales. Esto significa que para dormir entre sus paredes de piedra hace falta que los propietarios acepten la solicitud de hacerlo y por eso se ha convertido en el primer alojamiento 'solo por invitación' de España. El procedimiento es sencillo: a través de su página web se envía la solicitud y, una vez aceptada, se crea una estancia a medida que busca replicar la sensación que se tiene cuando se está en casa de unos amigos.
Remodelado por el arquitecto Gregorio Marañón, la paisajista María Medina y la interiorista Cristina Arechabala, el enclave que sigue la filosofía slow travel, respetando el equilibrio local y potenciando el descanso, la relajación y la tranquilidad, da pie a disfrutar del denominado lujo silencioso: 13 habitaciones y suites para un máximo de 20 personas, así como diversos salones, un spa, un gimnasio y una recién inaugurada piscina climatizada de diseño rectangular en el exterior junto a hileras de vides proyectada también por Marañón.
Colores neutros, con predominio de tonos blancos y beige y acabados en madera y piedra vista son el denominador común en los interiores. Sus diferentes estancias amplias y diáfanas, destilan buen gusto y están decoradas con materiales nobles, una iluminación acogedora y cuentan con libros y otros objetos personales de sus propietarios.
Además, todas las estancias están decoradas con flores y plantas recogidas el mismo día en los jardines de la casa y los huéspedes pueden utilizar distintas salas para leer, jugar o simplemente tomar una copa que ellos mismos pueden servirse en los minibares que hay en los salones o junto al fuego de las chimeneas que hay tanto en el interior como en el jardín.
El establecimiento ofrece una serie de servicios exclusivos, como el de atención 24 horas liderado por Rodolfo, el mayordomo; una agenda personalizada que incluye catas privadas, maridajes y menús asesorados por el Basque Culinary Center, tratamientos de belleza con los tratamientos de la firma cosmética Natura Bissé, así como paseos en bicicleta eléctrica por los centenarios viñedos o catas. Todo, o casi todo, es posible: desde yoga por la mañana a hacer taller floral en el jardín. El límite lo pone la imaginación (y el presupuesto del huésped), porque si se desea probar uno de los restaurantes con estrella Michelin del País Vasco, se puede organizar un traslado en helicóptero ¿El precio? Parte de 4.000 euros la noche por la totalidad de La Casa y sus servicios.
Reconectar con los sabores de la tierra
Bajo la supervisión del chef David Fernández, la propuesta gastronómica se basa en el uso de productos de cercanía, para rendir tributo a la cocina vasco-riojana con toques de innovación. Productos locales, pero también cultivados en el huerto de La Casa, como los tomates o las fresas, que los huéspedes pueden comer recién recogidos de la mata.
El aceite proviene de las aceitunas de los olivos de la finca y se prensa en una almazara tradicional de la villa medieval. Por otro lado, los embutidos, el café, el chocolate, los panes o el helado son elaborados por maestros artesanos de la región, cuyos obradores pueden visitar los huéspedes para conocerlos in situ y realizar diferentes talleres.