Si las tendencias decorativas fueran un menú degustación, algunos platos merecerían ser estrella michelín y otros, honestamente, mejor quedarse en la cocina. Como en todo, en 2024 hemos visto ideas que destacan por su creatividad y por su capacidad para conectarnos con lo esencial. No hablamos de modas pasajeras, sino de filosofías que bien podrían redefinir nuestro estilo de vida.
¿Cómo saber cuáles valen la pena? Como periodista especializado en decoración, he visto suficientes microcementos y paredes beige como para saber cuándo una tendencia merece un aplauso. Estas son las que me llevaría de vuelta a 2025.
1. Artesanía reimaginada: imperfecto y valioso
Los objetos hechos a mano han sido protagonistas este año, pero no estamos hablando de un regreso a lo rústico. La artesanía de 2024 se reinventa: piezas con imperfecciones visibles, como jarrones con bordes irregulares o muebles con acabados intencionalmente "defectuosos", que no solo muestran el trabajo humano, sino también su historia.
La belleza de lo imperfecto conecta con el concepto japonés del wabi-sabi: aceptar lo efímero y lo imperfecto. Para 2025, imagino esta tendencia evolucionando hacia combinaciones inesperadas de materiales, como cerámica con metales reciclados o textiles elaborados con fibras recuperadas. Una declaración de que lo artesanal no solo es único, sino también sostenible.
2. Minimalismo emocional: menos objetos, más significado
Olvida el minimalismo frío y sin alma de los 2000. El de ahora prioriza pocos objetos, pero cargados de sentido. Piezas con valor emocional o historias personales: un escritorio de madera recuperada de una casa familiar o un cuadro comprado en un mercado local que evoca un viaje inolvidable. Esta tendencia se sincroniza con un mundo que busca reducir el consumo sin renunciar al estilo. Para el próximo año, la idea puede ampliarse hacia espacios "vacíos" llenos de intención, donde el silencio visual invite a la contemplación.
3. El retorno de las texturas
El diseño de interiores no es solo para la vista; las texturas llevan un tiempo ganando protagonismo, pero en 2024 explotaron en todo su esplendor. Paredes revestidas de cal, sofás con tapizados bouclé y alfombras de fibras naturales nos recuerdan que una casa también se siente. En el próximo año, esta tendencia podría evolucionar hacia mezclas atrevidas: madera sin tratar junto a metales pulidos, o tejidos rústicos conviviendo con terciopelos lujosos. La idea es estimular no solo los ojos, sino también las manos.
4. Adiós a las 50 sombras de blanco. Hola al color (bien elegido)
2024 fue el año en que finalmente soltamos el miedo al color. Atrás quedaron los interiores dominados por tonos neutros que, aunque elegantes, podían resultar insípidos. En su lugar, hemos visto paredes pintadas en colores potentes como terracota o azul petróleo, muebles que combinan tonos complementarios y accesorios que aportan acentos cromáticos sin saturar.
Para 2025, el truco será elegir con maestría: un color protagonista que dialogue con los materiales y la luz del espacio, creando ambientes llenos de personalidad.
5. Si tienes espacio: siempre cocinas sin muebles altos
El diseño de cocinas ha evolucionado hacia espacios más abiertos y funcionales, y en 2024 las cocinas sin muebles altos ganaron terreno. Esta configuración no solo mejora la estética general del espacio, haciéndolo más ligero y limpio, sino que también favorece una organización más eficiente y ergonómica.
Las estanterías abiertas o muebles bajos bien distribuidos son claves para mantener el orden sin renunciar al diseño.
6. El resurgir del brutalismo
El brutalismo, con su enfoque en materiales crudos como el hormigón y el acero, ha vuelto con fuerza en 2024, reinterpretado para el siglo XXI. Lejos de los edificios grises y monótonos que a veces asociamos con esta estética, ahora el brutalismo se combina con elementos cálidos como madera y textiles suaves para equilibrar la dureza de sus formas.
Esta tendencia celebra la honestidad de los materiales, mostrando sus imperfecciones y su autenticidad. En 2025, queremos seguir viendo una evolución hacia aplicaciones más domésticas y personalizadas, como encimeras de hormigón pigmentado o muebles con acabados industriales.