En el amplio universo del diseño de interiores, los estilos decorativos se presentan como pinceladas únicas que dan vida a los distintos espacios. Cada estilo es como una ventana a una época, una cultura o una filosofía de vida, ofreciendo una experiencia que va más allá de la mera funcionalidad. En un mundo cada vez más acelerado y tecnológicamente conectado, surge el estilo Kinfolk como un refugio de serenidad y autenticidad. Este estilo ha emergido como una tendencia que refleja una forma de vida más tranquila y busca crear espacios que fomenten la serenidad, la sencillez y la interacción humana.
¿Cómo surge el estilo Kinfolk?
Inspirado por la revista Kinfolk, este estilo deriva de la filosofía del movimiento homónimo que promueve la importancia de la comunidad, la simplicidad y la conexión con la naturaleza. Se originó en Estados Unidos y se basa en el estilo de vida de la comunidad Amish. Con el paso de los años, se ha extendido por todo el mundo como un enfoque para vivir y decorar en armonía con estos valores fundamentales.
En qué consiste el estilo Kinfolk
Este tipo de decoración se caracteriza por combinar distintas estéticas que van desde el estilo vintage e industrial, hasta el rústico y nórdico. Se busca eliminar el exceso y el desorden en la decoración y el diseño de interiores generando sencillez y minimalismo. Esta simplicidad permite que cada elemento individual se destaque y contribuye a crear un ambiente tranquilo y armonioso.
Además, se esta estética valora especialmente la artesanía y los objetos hechos a mano. Estos elementos aportan una sensación de autenticidad y singularidad a los espacios. Las piezas únicas y objetos con historia pueden ser incorporadas en la decoración para dar personalidad al entorno.
En cuanto a la iluminación, es preferible emplear luz natural siempre que sea posible y utilizar lamparas de pie, apliques y veras para crear una atmosfera relajante, evitando una iluminación fluorescente intensa. También se busca crear una conexión fluida entre el interior y el exterior con elementos que permitan la entrada de luz y aire.
Colores y materiales
La estética del estilo Kinfolk se caracteriza por elementos naturales y por colores suaves y neutros, como blancos, beige, grises, tonos tierra y verdes suaves. Además, uno de sus pilares fundamentales es la relación con la naturaleza, por lo que se incorporan elementos naturales como plantas, madera sin tratar, piedra, etc. Los textiles utilizados también son principalmente naturales y orgánicos, como el lino el o algodón, entre otros. La idea es evocar una sensación de conexión con la tierra y la autenticidad.
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