El comedor es el espacio para compartir por excelencia. Un lugar que solemos usar para celebrar cumpleaños, reuniones y cenas importantes, aunque también para comer en el día a día. Elegir unas sillas cómodas y estéticamente bonitas es de suma importancia. Por esta razón, no vale cualquier modelo o diseño. Materiales, medidas, estilo y comodidad son solo algunos de los factores que pueden influir en la elección de las sillas perfectas. Hoy queremos ayudarte a escoger piezas que realmente complementen a la mesa de tu comedor y se integren correctamente en tu hogar.
1. Tamaños adecuados
Lo primero que debemos hacer antes de comprar las sillas del comedor es medir. Para garantizar que sean cómodas, cuidaremos la proporción respecto a la mesa. Una mesa estándar mide unos 75-76 cm de altura, por lo que las sillas deben tener un asiento situado a unos 43-50 cm del suelo. De esta manera podemos asegurarnos de tener entre 25 y 35 cm de espacio entre el asiento y la parte inferior de la mesa. ¡No queremos a ningún comensal incómodo!
Ahora bien, si optas por sillas con reposabrazos, la historia es diferente. Debes verificar que los reposabrazos no interfieran con el borde de la mesa, ya que esto podría dificultar que las sillas se deslicen con facilidad o limitar el movimiento de las personas sentadas. Por otra parte, revisa las medidas del respaldo: este debería superar en al menos 10 cm la altura de la mesa. Así, tendrás unas sillas que luzcan con el protagonismo que merecen y sin desproporciones visuales respecto al resto de muebles.
2. Cantidad de sillas: según la forma de la mesa
Para decidir cuántas sillas colocaremos en el comedor, debemos pensar que cada uno de los comensales necesita unos 60 cm de ancho para sentarse cómodamente, o 70 cm si la silla tiene reposabrazos. Por ejemplo, en una mesa rectangular de tamaño estándar suelen caber tres sillas por lateral, además de una en cada punta. En el caso de las mesas redondas, el cálculo varía según el diámetro. Una mesa de 120 cm es ideal para cuatro personas, mientras que una de 150 cm permitirá sentar a seis comensales.
3. ¿Combinar? ¿Por qué no?
Eso de que todas las sillas deben ser idénticas es un mito (desfasado, por cierto). Mezclar estilos y materiales puede crear un ambiente muy original en tu hogar. Puedes probar combinando diseños similares, pero con toques diferentes. Por ejemplo, coloca cuatro sillas mid-century, pero escoge algunas tapizadas en terciopelo y otras en piel. También puedes optar por piezas de colores coordinados que sigan un mismo esquema cromático. Otra opción bastante usada es combinar sillas elegantes con otras rústicas.
4. Elige materiales según tus necesidades (y estilo)
Los materiales de las sillas, idealmente, deberían ajustarse al uso y estilo de tu comedor. La madera tratada y sellada es perfecta para comedores de uso diario. Al ser un material tan versátil, puede usarse en estilos clásicos, rústicos, modernos, incluso bohemios. Por otra parte, las sillas tapizadas son de las favoritas de diseñadores e interioristas. Sin embargo, si el comedor se usará a diario o hay niños en casa, es mejor escoger un tejido antimanchas o de fácil limpieza.
Las sillas de metal son una apuesta innovadora, aunque ya estuvieron de moda un par de décadas atrás. Actualmente, quedan muy bien en diseños industriales o combinadas con algunas piezas rústicas. Son perfectas para comedores con cocinas abiertas, sobre todo aquellas de acero, tan en tendencia hoy en día. En este sentido, al igual que las sillas plásticas y robustas, son muy duraderas y más fáciles de mantener y limpiar.
Y si de originalidad se trata, en el mercado podemos encontrar algunas sillas con transparencias. Son curiosas, pero funcionan muy bien en espacios pequeños donde necesitamos aligerar visualmente el espacio.
5. Evalúa la comodidad de las sillas
La comodidad es un factor esencial para elegir esas sillas donde disfrutaremos de largas conversaciones y sobremesas. A diferencia de butacas o sillones, deben ofrecer soporte físico sin excesos, promoviendo una postura relajada, pero segura para comer con tranquilidad.
En el caso del asiento, un acolchado moderado es perfecto, aunque no obligatorio. Si prefieres un diseño sin tapizar, vigila que cuente con una curvatura ergonómica para evitar molestias en la espalda. En cuanto al respaldo, debe adaptarse al cuerpo sin inclinarse demasiado hacia atrás. Recuerda: se trata de una silla de comedor, no de una tumbona de playa.