Este artículo se ha redactado desde una mesa de trabajo, pero también podría haberse escrito desde una cama. Desde allí se escribieron muchos contenidos que nutrieron los medios de comunicación durante la pandemia, y nadie notó la diferencia. A algunos profesionales, el confinamiento les pilló sin un escritorio en condiciones, así que la cama acabó por cumplir esa función. La cama, ese mueble que ya apuntaba a convertirse en uno de los referentes de esta época, ganó enteros durante los meses de encierro hasta devenir, para muchos, el centro de la actividad doméstica.
Ya no era el lugar recóndito donde se acudía solo a dormir, sino que se había transformado en el centro de todas las operaciones: desde consultar correos hasta conectarnos a las redes sociales, desde hacer videoconferencias con nuestro círculo de amigos hasta escuchar música. ¿Qué más se le podía pedir a un mueble? Nada. Por eso las ventas crecieron y crecieron, y no han dejado de hacerlo hasta hoy, junto con los sofás, las cocinas y los muebles de exterior. ¿Cuál será el papel de la cama en la era poscovid? Se admiten apuestas.