En la decoración del dormitorio, nada resguarda mejor nuestro sueño que el cabecero. Esta pieza se ha convertido en un elemento esencial por su capacidad de dar color y textura a la habitación. Por otra parte, en términos funcionales y estéticos, es un área que define el estilo del dormitorio y delimita la zona de la cama. Contar con uno en la habitación trae solo beneficios. Pero, como toda tendencia, el cabecero y la pared principal han pasado por muchos cambios estéticos en la última década. Y es que los años avanzan y con ellos las innovaciones, aunque también es habitual que echemos la vista atrás y repliquemos antiguas modas para adaptarlas a los tiempos actuales. En esta bisagra estilística se encuentra la propuesta que os compartimos hoy: pintar el cabecero o la pared principal.
Papeles pintados, murales y dibujos a ras de pared, son algunas de las versiones que interioristas y diseñadores han experimentado para dar un toque artístico a esta área del dormitorio. Sin duda, una idea que embellece y personaliza la habitación. Su versatilidad es una de sus mayores virtudes: un cabecero pintado encaja perfectamente en un dormitorio romántico como en uno minimalista. Papeles florales, con diseños botánicos o grandes murales en tonos claros y sobrios. Estos seis dormitorios son el claro ejemplo de que pintar la pared del cabecero puede ser una idea ganadora a la hora de renovar el estilo de la habitación.
1. Contrastes geométricos
En esta casa de más de 550 metros cuadrados, hay espacio suficiente para echar a volar la creatividad. El cabecero en uno de los dormitorios es una propuesta que reúne formas geométricas rectangulares y circulares: todo con equilibrio y suavidad. Los tonos pasteles, sumados a la madera oscura, añaden otra capa de profundidad que enriquece el conjunto. Detrás del cabecero, en vez de optar por papel pintado, se ha diseñado el dibujo directamente sobre la pared.
2. Un dormitorio muy coqueto
Esta casa en San Francisco juega con estampados, diseños y colores. El dormitorio no es la excepción. Gracias al papel pintado en la pared del cabecero, se crea un entorno romántico y coqueto muy equilibrado. El equipo complementó con muebles de madera con vetas naturales y algunos estampados florales. El tocador, sin duda, dialoga con los motivos delicados del papel pintado.
3. Arte en su máxima expresión
Si hablamos de arte en los interiores, este dormitorio se lleva el premio mayor. La habitación de invitados en este dúplex parisino es una verdadera obra pictórica. La pared del cabecero está pintada completamente con un mural de aspecto natural: hojas, agua, pájaros y frutos dan vida a un ambiente sumamente interesante y enriquecido.
4. Una habitación con glamour
La casa del interiorista Mikel Irastorza en Berlín es una apuesta por los colores vibrantes, la singularidad y el vitalismo. El dormitorio, evidentemente, no queda fuera de estos conceptos. La habitación destaca por su maravillosa pared de acento revestida en papel pintado. Detrás del cabecero, el gris topo es el lienzo perfecto para recrear un juego geométrico de líneas y formas rectas. Todo adornado con elementos retro como las mesitas, las lámparas y los cuadros de marcos dorados.
5. Un mural decorativo
Este cabecero completamente revestido en papel pintado es una apuesta creativa por el arte y el confort. Los colores escogidos invitan a la relajación y a la elegancia. Además del fantástico mural de motivos botánicos, el estudio encargado de reformar esta vivienda apostó por molduras, apliques y mesitas en color negro. De esta manera, se crea un ambiente sobrio y simétrico, contrastando con los dinámicos diseños de la pared.
6. Experiencia sensorial
Por último, en esta vivienda emplazada en Nueva York, los papeles pintados, murales y textiles crean todo un festival de colores. El objetivo era generar una experiencia sensorial dentro del hogar, algo muy bien logrado, sobre todo en este cálido y particular dormitorio doble. El mural en blanco resalta sobre el azul profundo que envuelve a la habitación. Los tonos rojizos, como el mostaza, contrastan lúcidamente, al igual que el cómodo cabecero de mimbre.