Anni Albers es otro ejemplo de creadora cuya aportación se vio en parte eclipsada por la fama de su marido, en este caso el pintor abstracto y miembro de la Bauhaus Josef Albers. Quizá esto se debió también al hecho de que Anni destacara en un campo considerado durante mucho tiempo "menor" y propio del género femenino, el diseño textil.
Pero probablemente muchos de los patrones, colores y diseños que hoy se utilizan en la industria textil le deben mucho a esta mujer que convirtió en arte la tradición artesana de la tejeduría, creando lo que ella denominó "tejidos pictóricos". Aprovechándose de los nuevos tejidos sintéticos, Anni Albers consiguió dar una gran plasticidad a sus creaciones.
Lo curioso es que Anni Albers llegó al diseño textil casi a regañadientes. Nacida en Berlín en 1899, quiso ser pintora, pero en 1922 descubrió la escuela de la Bauhaus en Weimar y enseguida se sintió atraída por esta institución que trajo una revolución creativa en el campo de la arquitectura y del diseño y que además incentivó a las mujeres a participar... Aunque luego las agrupara en clases dedicadas al telar, la cerámica y la encuadernación. Allí conoció además a Josef Albers, con quien se casaría en 1924.
En una entrevista en 1977, Anni Albers hizo esta reflexión sobre el camino que la había llevado al diseño textil: "¿Tejer? Eso lo encontraba muy blandengue –le dijo–. Yo estaba buscando un trabajo de verdad; me entregué al tejido sin entusiasmo, como la elección menos indeseable… Gradualmente las hebras prendieron mi imaginación”.
En la Bauhaus, Anni Albers fue asistente de la profesora Gunta Stölzl y ejerció como directora en funciones del taller textil en varias ocasiones entre 1929 y 1931. Cuando la Bauhaus fue clausurada por el partido nazi en 1933, el matrimonio Albers se trasladó a Carolina del Norte, EE. UU., donde ambos fueron contratados como profesores de una escuela libre recién creada que se convertiría en referente de la modernidad norteamericana, el Black Mountain College.
Aunque su objetivo nunca fue tejer prendas de vestir, el mundo de la moda no ha dejado de rendirle tributo. Y las publicaciones y exposiciones dedicadas a su obra (como el libro Women Design escrito por Libby Sellers o la exposición que le dedicó el Museo Guggenheim de Bilbao a finales de 2018) han devuelto por fin a Anni Albers al lugar que le pertenece por derecho: el núcleo creativo del movimiento modernista.