La zona de Craven Road de la ciudad canadiense de Toronto representa una condición urbana inusual. Antiguamente conocida como Erie Terrace, albergaba a principios de siglo XX a trabajadores humildes e inmigrantes en las pequeñas viviendas de una sola planta que bordeaban la calle. En este emplazamiento se encuentra la casa propiedad de Lauren Hutchison, una maestra de escuela jubilada que pidió al equipo de Ania Moryoussef Architect (AMA) que diera una nueva vida a su casa de 112 años de antigüedad y ya en ruinas.
El equipo de arquitectos ideó un refugio luminoso y etéreo, una casa delicadamente proporcionada y llena de luz, que se construyó sobre sus cimientos originales. Además, los arquitectos reimaginaron los demás aspectos del carácter obrero de la construcción recuperando así una tipología de vivienda de principios de siglo que ha desaparecido casi por completo de la ciudad.