En este piso de 195 m², ubicado en el Ensanche de Bilbao, conviven a la perfección diseño, funcionalidad y confort. La rehabilitación, obra de Tabula Studio, aboga por una arquitectura de ambientes armónicos, donde la belleza de los materiales naturales y la fluidez de las formas orgánicas invitan a habitar con plenitud. A su entrada, un sutil muro-cortina da la bienvenida y se convierte en una declaración de intenciones del interiorismo. Con su delicada estructura, este elemento redefine la transición entre los espacios, abriendo el camino hacia el salón y bañando de luz toda la vivienda.

El muro-cortina: una entrada luminosa y con personalidad

Más que un simple pasillo, la entrada de una vivienda es una declaración de intenciones. En este caso, el reto para Tabula Studio fue integrar un pilar estructural cercano a la entrada sin que este rompiera la armonía visual del conjunto. La respuesta fue ingeniosa: un muro-cortina de perfilería en titanio y textil de lino, diseñado por la firma italiana Albed. Este elemento, etéreo y ligero, tamiza la luz mientras marca el inicio de una transición fluida hacia el salón.

Muro-cortina en el recibidor

Así, este muro-cortina no es solo una barrera visual, sino un recurso arquitectónico que aporta carácter y refuerza la sensación de continuidad en la vivienda. Su estructura liviana permite una conexión visual sin interrupciones, logrando que los espacios respiren amplitud y luminosidad. Además, está enmarcado por un juego de tabiques curvos que acentúan el dinamismo del diseño y lo integran con el resto de la vivienda.

pasillo casa en tonos neutros

Diseño fluido y materiales nobles

La reforma de este piso en Bilbao se rige por una filosofía de fluidez y confort, donde diseño y funcionalidad se integran perfectamente. La distribución abierta entre la cocina, el comedor y el salón refuerza la sensación de continuidad, favoreciendo la circulación natural y envolvente del espacio. Los tabiques y puertas curvadas suavizan la geometría, creando transiciones suaves entre las estancias, mientras que la luz natural se convierte en la gran protagonista.

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La cocina, completamente abierta al salón y al comedor, refleja esta visión con su imponente isla trapezoidal de travertino turco, que dialoga con los patrones curvos del techo, donde los relieves circulares aportan dinamismo visual.

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Por otra parte, los materiales empleados como el travertino turco, la piedra caliza de Campaspero y la madera de roble aportan calidez y cohesión a todo el proyecto. Las texturas naturales juegan un papel protagonista, creando una paleta atemporal. En el vestíbulo, un módulo auxiliar de travertino acentúa la continuidad visual, mientras que el armario gabanero, diseñado a medida, optimiza el almacenamiento sin restar ligereza al espacio. Además, un sistema de cerramientos modulares en la terraza amplía el uso del espacio exterior durante todo el año, completando la armonía entre el interior y el exterior.

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Zonas privadas y detalles arquitectónicos

Mientras que la zona de día se abre hacia el exterior, los dormitorios han sido concebidos como auténticos refugios de calma. En el dormitorio principal, un cabecero esculpido con formas orgánicas aporta dinamismo y profundidad, convirtiendo la pared en un elemento escultórico que juega con la luz y la sombra. La suavidad de las formas se repite en los marcos de puertas y ventanas, consolidando una estética fluida en toda la vivienda.

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