Durante ocho años Sara, Nick y sus tres hijos vivieron en esta enorme casa con tejado a dos aguas en Melbourne, Australia, sin apenas reformarla. La cocina estaba destartalada, el cobertizo disimulaba apenas las goteras y el aislamiento brillaba por su ausencia. Fue entonces cuando la familia contactó con Megan Norgate y su estudio local Brave New Eco para transmitirle las tres ideas básicas de la renovación que buscaban: ampliar espacios, utilizar materiales naturales que potenciasen su sostenibilidad y preparar la vivienda para cuando los padres de Nick, ya muy mayores, decidiesen mudarse con ellos.
La construcción, de época eduardiana (principios del siglo XX), ofrecía muchas posibilidades. "Nos dimos cuenta de que podíamos multiplicar la funcionalidad redistribuyendo algunas de las habitaciones y añadiendo una extensión de dos plantas –lo que hicieron con la colaboración del estudio de arquitectura Green Solar Designs– que aprovechase la inclinación del ático para albergar un dormitorio principal, un estudio y un baño en el piso superior y un amplio espacio de día en la planta baja", nos explican desde el estudio australiano.
Los cuatro dormitorios originales se convirtieron en dos más amplios, una segunda sala de estar, un rincón para guardar abrigos y bolsos en el pasillo, un baño y un aseo. La ampliación añadió además una nueva lavandería, comedor, tercer dormitorio y salón. "Las proporciones se respetaron, conservando la sensación de verticalidad y apertura a través de techos altos y ventanas conectadas visualmente con el jardín", siguen los arquitectos.
Otra de las claves de la reforma son los materiales, especialmente la madera fabricada localmente, omnipresente. Los azulejos de los aseos rompen con la neutralidad de la paleta de grises, ocres y verdes del resto de la vivienda para "homenajear a la artesanía de principios del siglo XX a través de formas vegetales", describe Sara, la dueña. En la cocina, una isla central hecha a medida está pensada para socializar y preparar la comida mientras se descansa en unos taburetes fabricados por un taller de la ciudad.
Los estantes tapan un armario secreto donde se esconden las escobas, para alegría de los niños. Los baños son luminosos, divertidos, pequeños oasis con sitio de sobra para que crezcan las plantas. La ampliación también se aprovechó para reforzar la eficiencia energética de la vivienda, mejorando los cerramientos, sustituyendo la vieja calefacción por un sistema de suelo radiante e instalando ventiladores de techo, entre otras soluciones.
"Llamamos al proyecto Enduring House (algo así como la casa que perdura) por su estética atemporal sin ser cursi, porque está pensada para que se transforme con el tiempo y porque su reforma estuvo llena de contratiempos –el principal de ellos, el confinamiento a causa de la pandemia– que tuvimos que superar", concluyen en el estudio.