En el centro de Los Angeles, esta residencia familiar destaca por sus interiores de un lujo sobrio que conjuga en impecable equilibrio elementos tradicionales y contemporáneos. El diseño del estudio Conrad Architects muestra –con plácida lucidez- hasta qué punto una estética puramente contemporánea puede ser enfocada con una lente clásica. En realidad, el lenguaje clásico de la arquitectura se encuentra (en la historia de las formas de la primera parte del siglo XX) con el canon de la modernidad, a partir sobre todo del orden estructural y de la relación dinámica de la luz y las sombras como recursos modeladores del espacio.

Por encima del remolino que forman las modas sobre la superficie del mundo, ese encuentro feliz de la esencia de lo clásico y de lo contemporáneo entrega estos salones luminosos y atemporales, de una riqueza no ostentosa sino contenida, a la vez racional y cálida. Y el efecto de lo contemporáneo se revela especialmente a través de las obras de arte que animan las paredes blancas, las piezas del mobiliario, los detalles decorativos, el diálogo cromático mínimo y sustancial que fluye mansamente entre el blanco, el negro, los grises  y las vetas del mármol de la mesa del comedor, del lavabo en el baño y de la chimenea. Elementos todos seleccionados para lograr una tranquila perfección basada en la confluencia de la calidad y el bienestar, la riqueza y la moderación.