Ante grandes problemas, grandes remedios. El estudio de Carles Oliver apenas disponía de presupuesto para rehabilitar este piso del centro histórico de Palma de Mallorca y la mejor solución que se le ocurrió fue no hacer nada, o casi. El arquitecto se limitó a eliminar falsos techos y tabiques innecesarios para el nuevo programa, lo que permitió invertir el grueso del presupuesto en la mejora de la eficiencia energética, aislando el tejado con una capa de corcho natural y calentando los ambientes con una estufa de pellets. El trabajo sirvió además para dejar al descubierto en la sala las vigas, la jácena y muros de piedra arenisca que ahora son un recuerdo de la historia del edificio en el nuevo espacio.