"Es una obra austera, un ejercicio de límites, de reconocer lo suficiente". Así es como definen desde el estudio Grupo Culata Jovái esta casa de nueva construcción en el barrio San Jorge de la ciudad de Asunción, Paraguay. Hecha de ladrillos artesanales y hormigón, la casa bebe además de la tradición arquitectónica de la zona y pone en valor lo común y lo tradicional.
Según explican desde el estudio, los propietarios son una pareja joven que buscaban una casa para compartir y recibir a mucha gente, pero a la vez donde poder aislarse del bullicio de la ciudad. "Querían además que nosotros como arquitectos nos sintamos identificados con la obra; nos dieron una oportunidad de plasmar nuestra visión sobre la vivienda", señalan. Así, en la la obra, que se inició a finales del año 2019, pero debido a la pandemia no acabó hasta 2021, se logró una casa de 320 metros cuadrados distribuidos en dos plantas: mientras en la de abajo están los espacios sociales y funcionales, en la de arriba están los más íntimos.
"El espacio de acceso a la vivienda y la circulación vertical dan lugar a un patio intermedio que favorece a la iluminación y ventilación natural de los espacios en ambas plantas", cuentan desde el estudio. El espacio social, que acoge la sala de estar, el comedor y la cocina se puede extender con estos patios difuminando las barreras entre interior y exterior. "Esto genera distintas posibilidades de convivencia. También es muy especial la luz, las ventilaciones y el diseño en función de las técnicas constructivas comune", cuentan.
Todo el proyecto se ha elaborado principalmente en ladrillo y hormigón, "los materiales comunes en todas las construcciones en el país", con ladrillos fabricados artesanalmente en comunidades vecinas a Asunción. Además, para fomentar el fácil mantenimiento y la fácil disponibilidad, cuenta con acabados en madera y hierro tanto en interior como en exterior. En la casa, llama la atención una espectacular celosía de la fachada principal orientada hacia el oeste pensada para un clima sub-tropical caluroso y húmedo.
"En este caso particular, la celosía y el alero que la contiene actúan como un filtro (un brise-soleil o parasol) que impide el ingreso directo de la luz solar del atardecer hacia el interior de la casa; además de permitir la visual desde el interior de la casa hacia la calle, sin que el interior de la vivienda se pueda observar desde el exterior". Basándose en las construcciones y técnicas locales tradicionales, el espacio entre la celosía y la vidriera albergará plantas que brindarán mayor protección térmica. "En general, nuestra obra siempre trata de poner en valor lo común, lo que a veces vemos y no nos llama la atención; creemos que hay cierta magia en las cosas que suelen pasar desapercibidas".
La vivienda se completa además con un mobiliario en el que se mezcla el que ya tenían los clientes y otros diseñados por el estudio como los de la cocina y el vestidor. En la arquitectura también llaman la atención varias de sus ventanas, que se han diseñado en unas originales formas circulares para fomentar el ingreso de la luz "aunque son gestos un poco anárquicos e intuitivos", explican. "A veces, cuando probamos ciertas formas o materiales en los proyectos, simplemente llega un punto en el que al verlo sentimos que está bien, y si esa sensación es compartida con el cliente no hay mucho más que analizar", concluyen desde el estudio.