Aunque no podemos vivir con el caparazón a cuestas, sí podemos vivir en uno. Emplazada en un paisaje privado de ocho acres de bosque de pinos mediterráneos y huertos, cerca de la localidad de Lledó, en la comarca turolense del Matarraña, junto a dos ríos que se cruzan, se encuentra El Caracol, una creación estructural sorprendente, moderna y primitiva a la vez, en la que recogernos en busca de sosiego.
Está construida de acero, madera y hormigón y su cúpula central sirve como espacio de refugio principal y se extiende, además, sobre las terrazas exteriores, generando espacios desde los que admirar las vistas. Este sosegado espacio con tres habitaciones y capacidad para seis huéspedes se alquila desde 258 euros la noche.