Recorriendo la Ribeira Sacra (y más allá) es muy probable encontrar casas u hórreos con hermosos diseños en relieve, en los que podemos ver escenas populares, de caza o romerías. Algo que no pasó desapercibido para Mar López Sotelo, que tras años de investigación ha registrado miles de fachadas decoradas con esta técnica artesanal y ancestral. En su libro 'Esgrafiados en la Ribeira Sacra y el Camino de Santiago. Obras de arte y simbolismo en las paredes', registra con fotografías todos los que ha encontrado en esta zona. Pero también ha elaborado un mapa, en el que podemos ubicar muchos más enclaves en toda la Comunidad, nada menos que cerca de diez mil.
"La técnica del esgrafiado se lleva a cabo realizando incisiones con un grafio en las paredes enfoscadas todavía húmedas y dibujando en ellas formas al gusto del artesano en las que irá vaciando ciertas partes, dejando ver sus hermosos diseños en relieve", explica López Sotelo, quien además de ser Educadora Social es Directora del Departamento de Historia y Antropología del Instituto Europeo Campus Stellae. Ella fue quien utilizó por primera vez el término "esgrafiado gallego" en su libro publicado en 2021 y editado por Agrasar.
"El proyecto empezó a raíz de mis trabajos de investigación sobre la influencia del comportamiento humano en el patrimonio cultural de Galicia, concretamente, en la Ribeira Sacra. Hace unos ocho años, encontré mi primera decoración con esgrafiado, que tenía características similares al esgrafiado de Segovia, al de la Alhambra de Granada o el estilo catalán, que podemos ver en los edificios de Gaudí", explica. "Enseguida me di cuenta de que el esgrafiado en Galicia era diferente, era más rústico, más rudimentario y los diseños son muchos más sencillos e historiados", señala López Sotelo. A partir de ahí, comenzó a hacer fotografías de los que se encontraba, llegando en la actualidad a casi diez mil registros.
La lucha por la conservación del esgrafiado gallego
Con el objetivo de visibilizar este patrimonio, Mar López Sotelo también tiene la intención de poner en marcha la creación de un museo al aire libre del esgrafiado gallego en realidad aumentada. Desde la Asociación para la Defensa del Patrimonio Cultural Galego, su presidente, el arquitecto Carlos Enrique Coto, destaca "la necesidad de dar a conocer este patrimonio arquitectónico que no había sido apreciado hasta ahora para que pueda ser protegido".
"La mayoría de los esgrafiados se encuentran en casas abandonadas de la Ribeira Sacra y suelen ser inmuebles privados, por lo que nuestro esfuerzo se centra en concienciar a los propietarios, catalogar los que ya están inventariados por Mar López Sotelo, darles la reflexión que merecen y, paralelamente con la Escuela de Restauración de Galicia, dar una respuesta a cada uno de ellos para rehabilitarlos y crear un plan de conservación", explica Coto.
"El esgrafiado, que es una arquitectura popular, es, además uno de los proyectos que acompañan a la candidatura presentada por la Xunta de Galicia a la Unesco para ser declarada Patrimonio de la Humanidad", apunta Coto, a la cabeza de esta Asociación en la que tienen muchos frentes abiertos para defender patrimonio tanto tangible como intangible de la región.
¿En qué se diferencia el esgrafiado gallego del de otras zonas?
"Coincide que en la Ribeira Sacra y a lo largo del Camino de Santiago, donde hay románico hay esgrafiado", asegura López Sotelo. Muchas de las figuras que aparecen en estos esgrafiados, como animales, círculos concéntricos, laberintos, molinillos tienen además relación con el arte rupestre, según nos cuenta la experta. Analizando y comparando con los esgrafiados que se pueden encontrar en otras zonas de España, ha identificado varias características únicas que permiten hablar de 'esgrafiado gallego'.
Principalmente, se diferencian en la autoría de los mismos. "Si los esgrafiados de otras zonas los autores eran maestros de obra o albañiles expertos, en el caso de los gallegos los realizaban los canteros y los pintores, que remataban la obra", explica López Sotelo.
En segundo lugar, por la época en la que se realizaron. "El edificio más antiguo del románico en el que aparecen es del siglo XII, aunque no está claro si fueron realizados en aquella época. La catedral de Santiago también los tuvo, aunque desaparecieron", añade.
En tercer lugar, en el tipo de construcciones en las que aparecen, siempre arquitectura popular. "En otras zonas aparece en grandes palacios, como la Alhambra; en edificios e ocio, como en la plaza de las Ventas de Madrid (en el estilo neomudéjar), o en todo el barrio burgués de Barcelona, con la influencia de Gaudí". Esto también ocurre con el segoviano pero, en el gallego, "la población de alrededor de monasterios, iglesias románicas, pazos y casas grandes, copiaban la decoración de estos edificios y hacían esos trabajos ellos mismos en sus casas o, incluso, hórreos, cuadras o alpendes", explica la experta.
Por último, en los diseños. "Los otros son tapizantes, simétricos y repetitivos, mientras que los gallegos cuentan una historia y siguen la ley de adaptación al marco: sobre todo hacen uso de zócalos diferenciando bien las partes nobles del resto de la casa", señala López Sotelo. Escenas de caza, romerías, animales, formas que aprovechan la forma de las piedras dando volumen y forma a las figuras. Una artesanía decorativa que, además, tenía la función de proteger a los edificios y que esperamos alcance suficiente visibilidad para ser conservada.