Desde hace unos años, los contenedores marítimos han saltado al mundo de la arquitectura y ya se contemplan como una solución habitacional enfocada, sobre todo, a personas que buscan otras alternativas a la vivienda, con gusto por el diseño, lo diferente, preocupadas por el reciclaje y el medio ambiente.
Hay que tener en cuenta que un contenedor tiene una vida útil como elemento de transporte de mercancías que no excede los doce años. Un tiempo que se antoja corto para una estructura de acero capaz de soportar pesos de hasta 30 toneladas. Reciclarlos para la arquitectura parece una buena solución que, de paso, aborda el grave problema de qué hacer con los miles de contenedores que se desechan cada año.
Para Ada Tolla y Giuseppe Lignano, fundadores de LOT-EK con base en Nueva York, uno de los estudios de arquitectura que más apuestan por los contenedores, el atractivo de estas estructuras va mucho más allá de las ventajas ecológicas y prácticas que suelen esgrimirse. "El aspecto más interesante de los contenedores es que con ellos usamos espacios y volúmenes en lugar de columnas, vigas y material. No vemos ninguna limitación con ellos; al contrario, son infinitamente inspiradores".
Hasta hace poco, los proyectos de viviendas en contenedores se limitaban a construcciones aisladas, pero el mismo estudio LOT-EK se ha encargado de ensanchar las posibilidades de esta tipología con el mayor complejo residencial realizado hasta la fecha con contenedores, en Johannesburgo (Sudáfrica). La inspiración para ello les vino de tropezarse por azar con un enorme depósito de contenedores en Nueva Jersey. "Era como una ciudad: había avenidas, calles, plazas, edificios. Nos dimos cuenta de inmediato que las posibilidades del contenedor iban más allá de su diseño intrínseco, que podías alterar a conveniencia este objeto simple e inteligente a la vez para crear estructuras más complejas".