El boom que vive todo lo relacionado con la cultura del vino, con las bodegas de diseño, el turismo enológico y los clubes de degustación y maridaje, tiene también su reflejo a pequeña escala en nuestras casas. Disponer de una bodega particular ha dejado de ser un placer al alcance de pocos gracias a las modernas vinotecas, electrodomésticos que mantienen nuestros vinos en perfectas condiciones para saborearlos en todo su esplendor.
Para los que tienen algo más de espacio y de paso quieren dar mayor protagonismo estético a su colección de caldos, integrándola en la decoración del espacio, existe la posibilidad de crear una bodega a medida. La libertad compositiva es total siempre que se respeten una serie de requisitos. Los más importantes son la temperatura y la luz. Es fundamental que los vinos se mantengan en una atmósfera oscura, fresca y bien ventilada, entre los 10 y los 18 grados centígrados, con una humedad relativa del 70%, sin cambios bruscos de temperatura y a salvo de la luz directa; si no es así el vino se oxida y su buqué se deteriora. También hay que evitar las vibraciones continuadas, que pueden causar la llamada "fatiga del vino", impidiendo que envejezca adecuadamente.
Todas esas condiciones pueden conseguirse de modo casi natural en un sótano ventilado; el resto de estancias de nuestras casas actuales no está preparado para acoger una bodega con esos requisitos porque la temperatura suele ser más elevada (entre 21 y 24 grados según la época del año). Por eso, si buscamos un efecto decorativo ubicando la bodega en un lugar más visible de la casa, lo más probable es que debamos recurrir a la moderna tecnología de climatización para crear las condiciones de conservación idóneas. Eso sí, los garajes quedan prácticamente descartados por ser una fuente ocasional de ruidos y malos olores.
El posicionamiento de la botella es igualmente importante para que el vino mantenga sus propiedades. El corcho ha de permanecer húmedo ya que si se seca, se retrae y deja pasar el aire, provocando la oxidación del caldo. De ahí que la posición óptima de las botellas es la horizontal con una ligera inclinación hacia atrás (un 5%), para que los sedimentos se depositen en el fondo de la botella.