6 ideas para crear un coworking en casa
Las nuevas tecnologías permiten que muchas profesiones pueden realizarse a distancia y para ello hay que adaptar los espacios de casa
Busca el lugar adecuado
Buscarle un rincón al nuevo espacio de trabajo es el primer reto, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de las viviendas cuentan con dimensiones reducidas. Lo más importante es que la ubicación escogida reúna unas cualidades lumínicas suficientes para poder trabajar cómodamente. En cuanto al tamaño de la estancia depende mucho de las necesidades del trabajo, pero se debe tener en cuenta que una mesa de trabajo ha que tener una superficie de alrededor de 1,30 de ancho por 0,80 metros de profundidad y el espacio de movimiento para la silla debe ser de unos 1,3 metros cuadrados. En este apartamento de 70 metros en Tel Aviv, reformado por el arquitecto Amir Navon y la interiorista Maayan Zusman, se creó una pequeña zona de trabajo en el salón, separada del espacio principal por un vidrio con una cortina que puede desplegarse si se quiere preservar la intimidad del espacio.
Que ilumine la luz natural
La luz natural juega un papel fundamental al elegir el mejor lugar para colocar la zona de trabajo, ya que no todas las orientaciones son las más adecuadas. Una buena opción es la orientación este, en la que el sol incide de forma directa desde el amanecer hasta el mediodía. El racionalismo esloveno era muy consciente de la importancia de la orientación, por eso construyó edificios como en el que se encuentra el apartamento de la fotografía en Ljubljana, que por su disposición permite que entre más luz natural en el espacio vital. Los arquitectos de Arhitektura doo quisieron emular en esta reforma de 50 metros su vida anterior en Madrid creando espacios muy luminosos y multifuncionales como esta cocina con una gran mesa que ejerce también como espacio de trabajo y utiliza el alféizar de la ventana como improvisado banco de lectura.
Mobiliario práctico
Una vez elegido el lugar, hace falta buscar un mobiliario adecuado, y aunque resulte muy tentador acudir al gigante sueco que todos conocemos, hay alternativas que resultan igual de prácticas y bastante económicas. Como ejemplo, la marca de mobiliario de código abierto Opendesk que estableció una colaboración con diseñadores de Londres y Chicago para crear una colección de muebles que pueden ensamblarse sin necesidad de adhesivos, tornillos o bisagras, todo un alivio para los enemigos de las lleves Allen.
Complementos de vanguardia
No hay espacio de trabajo que se precie sin unos buenos complementos. Por muchas horas que pasemos delante de la pantalla siempre hace falta un lápiz o un cuaderno con los que poder apuntar notas, o clips para organizar papeles. Los diseñadores rusos Nasya Kopteva y Sasha Braulov, de 52 Factory, crearon esta estupenda colección de objetos de escritorio a partir de restos de madera de roble, inspirados en las formas arquitectónicas de las vanguardias rusas. Una buena elección para elegir complementos de papelería con un exquisito diseño.
Un muro de silencio
La Feria del mueble de Estocolmo del año pasado se centró en el tema de la acústica; la preocupación principal de los escandinavos era crear interiores más silenciosos. La marca de divisores para oficina Zilenzio presentó entonces Focus, unos paneles flexibles que pueden enrollarse y transportase en una mochila, pensados para trabajadores nómadas que trasladan su lugar de trabajo de casa a lugares públicos o a la oficina eventualmente. Estos paneles consiguen reducir el ruido y las distracciones y asegurar la privacidad del trabajador en espacio ocupados. Así se puede mantener la tranquilidad del hogar cuando haya que trabajar fuera.
Una oficina desmontable
En viviendas realmente reducidas no está todo perdido, la clave está en saber combinar usos y valerse de mobiliario multifunciónal. La diseñadora italiana Silvia Allori contaba con un espacio de tan solo 42 metros que debía servirle como vivienda y oficina. Optó por crear una serie de muebles desplegables que convertían un único espacio en salón, oficina y dormitorio según los necesidades temporales diarias. Como la cocina se encontraba en la zona de acceso, la cubrió con una cortina dorada de tal forma que los clientes que acudieran a su oficina no tuvieran la sensación de estar en una vivienda.