Hoy reflexionamos sobre todas las posibilidades que tenemos para dejar de ser meros consumidores y convertir nuestra casa en una central energética.

En un mundo en constante evolución y con crecientes preocupaciones sobre el cambio climático y la sostenibilidad, la necesidad de contar con casas autosuficientesse ha convertido en una prioridad apremiante. Estos modelos de vivienda representan una solución innovadora y eficiente para reducir nuestra dependencia de los recursos naturales limitados, al tiempo que minimizan el impacto y la huella sobre el medio ambiente.

Al aprovechar fuentes de energía renovable, las casas autosuficientes pueden generar su propia electricidad o recoger y reutilizar el agua de lluvia.

Estas propiedades no solo promueven la independencia energética, sino que también ofrecen un entorno más saludable y económicamente viable para sus habitantes, allanando el camino hacia un futuro más sostenible. Es por ello que, en esta ocasión hemos querido reflexionar sobre todas las posibilidades que existen para convertir nuestra casa en la central energética que tanta falta nos hace.

 

Escasez de agua

1. La dura realidad

Una de las consecuencias del cambio climático y el calentamiento global es el aumento del consumo eléctrico de los edificios; condiciones más extremas en el exterior obligan a los técnicos a realizar mejores diseños en términos de gasto e incorporar sistemas activos de climatización más potentes. Si a eso sumamos el constante aumento del precio de la energía y la escasez de agua, el autoabastecimiento parece ser cada vez más necesario.

2. La gestión responsable

Si decidimos autoabastecernos, pronto nos daremos cuenta de que la gestión responsable es una prioridad absoluta: antes de gastar la electricidad almacenada nos aseguraremos de que cada kilovatio consumido es absolutamente imprescindible. Luego trataremos de recuperar energía para darle un nuevo uso y, por último, consumiremos la energía producida en casa.

 

3. Minimizar pérdidas

La climatización, tanto la calefacción como la refrigeración, es uno de los principales consumidores de energía eléctrica de las casas, superando el 50% del gasto en la factura energética de los hogares españoles.

La mejor estrategia para reducir este consumo pasa por invertir en la reducción de las pérdidas energéticas de los edificios, es decir, más aislamiento y mejores cerramientos.

4. Solo la luz necesaria

Una vez garantizado que no habrá fugas térmicas, el siguiente paso será invertir en equipamientos de alta eficiencia. El más recurrente en los últimos tiempos ha sido la iluminación de bajo consumo. Si bien en un principio vimos que la reducción del consumo por iluminación podía llegar al 70%, actualmente los LED han llevado la luz hasta el último rincón de la casa, hasta el punto de volver a incrementar la factura de la luz más allá de lo estrictamente necesario.

 

Arquitectura verde

 

5. Recuperar el calor

Muchas personas desconocen la posibilidad de aprovechar el calor residual producido por cualquier máquina en funcionamiento; este método, por ejemplo, se utiliza en la mayoría de bombas de calor. Por este motivo, su eficiencia en la generación de calor es sensiblemente mayor que en la generación de frío.

6. Aire de ida y vuelta

Durante años, la normativa ha exigido instalar sistemas de renovación de aire forzado en las viviendas que penalizan la eficiencia energética. Por ello han surgido los sistemas de renovación de aire que incorporan recuperación de calor. Son pequeñas máquinas que permiten que el aire limpio que entra en la vivienda intercambie temperatura con el aire que sale sin que estos se mezclen.

7. Aprovechar la inercia

La alta eficiencia no tiene por qué depender de una elevada tecnificación. Un ejemplo es la inercia térmica en los edificios.

Consiste en captar y acumular calor en los materiales de construcción, ya sea procedente del sol o de sistemas de superficies radiantes, chimeneas o estufas, para volcarlo posteriormente al ambiente.

 

8. Producción y consumo eco

Ya en el ámbito de la producción de energía eléctrica, una cosa es una vivienda aislada y otra bien distinta un piso en un edificio. En el primer caso podrá plantearse la autoproducción de forma más o menos rentable, pero en el segundo valoraremos también la opción de comprar la corriente de una distribuidora comercial de energía 100% limpia.

9. El Boom de las placas

El método de generación de energía eléctrica a nivel doméstico por excelencia son las placas solares fotovoltaicas. Estas han de estar bien expuestas al sol, sin sombras, con la inclinación idónea para maximizar la radiación recibida. Hay muchos matices que varían la producción, la duración y la rentabilidad de la instalación.

10. Exprimir todo el sol

El siguiente nivel en el campo de las placas fotovoltaicas son los seguidores solares. Normalmente se instalan en el terreno y no en cubiertas, y tienen la capacidad de orientarse automáticamente en todo momento para obtener la máxima radiación posible cada hora del día, aumentando la producción entre un 35% y un 45%.

11. Con el viento a favor

El autoconsumo de energía eólica, en cambio, es menos conocido en España. Este tipo de instalaciones solo pueden ser eficientes en entornos rurales despejados; la propia morfología de las zonas urbanas hace prácticamente inviable su aplicación allí, aunque existan modelos para azoteas que pueden servir como sistema de apoyo.

 

12. Soluciones a futuro

La producción a gran escala tiene otras formas más eficientes y de menor impacto para generar energía: saltos de agua naturales o artificiales, aprovechamiento de las mareas en los océanos, turbinas en corrientes de ríos, etcétera. Puede que alguna de ellas llegue adaptada al ámbito doméstico en los próximos años, pero aún no.

 

Pabellón Endesa, prototipo de casa autosuficiente diseñado por el IAAC en Barcelona (2011)

13. El reto de almacenar

El principal hándicap de la generación de electricidad a través del sol es que la máxima producción la obtenemos durante el período diurno, cuando menos consumo eléctrico tiene la casa. Por eso muchos usuarios optan por instalar baterías que les permitan alimentar la vivienda cuando la producción es nula, lo que obviamente requiere de una mayor inversión. Sin olvidar el debate sobre qué ocurre con esas baterías al final de su vida útil pues, como sabemos, son residuos difíciles de gestionar. 

 

14. Vertido de excedentes

Si optamos por una instalación de consumo directo sin almacenamiento y con conexión a la red, el excedente de electricidad que produzcamos se verterá a la red de distribución y pasará a ser propiedad de la compañía comercializadora. En este caso se podrá negociar un precio por esa electricidad de más en forma de descuento en nuestra factura de la luz

15. Límite a la compensación

Pero ojo: este descuento tiene un límite: concretamente el máximo de la parte variable de la factura, que es la que se deja de pagar cuando se autoconsume, y que suele ser del 70% (el 30% restante corresponde a costes fijos). En ningún caso el importe al que "venderemos" la electricidad superará el precio del mercado, tal como recoge el Real Decreto 244/2019, de 5 de abril, que regula el autoconsumo.

 

Autoabastecimiento de agua

16. Con los papeles en regla

Cabe recordar que,  para que todos estos aspectos sean posibles, el primer paso será legalizar la instalación. Para ello es más que recomendable que la instalación la realice una empresa especializada y que sea supervisada por un técnico. En segundo lugar, también convendría realizar un estudio de mercado para negociar con las distintas compañías distribuidoras el precio de inyección de electricidad al sistema y no acatar lo que nos digan en primera instancia.

17. El bien más preciado

El autoabastecimiento de agua tiene una perspectiva  muy diferente al de la electricidad. En este caso, junto con los sistemas de reducción del consumo, como los aireadores en las griferías o la doble descarga en la cisterna del váter, lo verdaderamente relevante, y que va a cobrar mayor importancia en los próximos años, será la captación y reutilización del agua.

18. A cada agua su tratamiento

Existen tres tipos de aguas circulando por la red de saneamiento de una vivienda:
el agua de lluvia; las aguas grises, que son aquellas que tienen poco o nulo residuo sólido como las procedentes de duchas, lavadoras, lavavajillas, etc., y las negras, las de los inodoros. Las tres pueden filtrarse y reutilizarse para diversos usos, aunque requieren de depósitos de tratamiento y almacenamiento.

 

 

Velux Living Places 04

19. Filtración biológica

Los filtros de depuración pueden ser químicos, biológicos o vegetales. Los primeros tienen el uso restringido a la industria; los biológicos, en cambio, son más comunes en viviendas. Incorporan un sistema de separación de la materia sólida de la líquida. Producen agua depurada para riego, pero no apta para el consumo humano.

20. Con ayuda de las plantas

La filtración vegetal es un sistema menos utilizado, pero no menos eficiente. Consiste en construir un jardín húmedo en el que se plantarán especies vegetales capaces de depurar el agua a través de sus raíces y del sustrato del suelo hasta dejarla cristalina. Según algunos fabricantes, el agua podría volver a consumirse tras un control posterior de fácil implementación.

21. La cloaca, el próximo recurso

Hace ya más de una década que el Código Técnico de la Edificación (CTE) exige que se diseñen redes separativas de agua de lluvia y aguas fecales con la previsión de que, algún día, el alcantarillado también pueda acumular y reutilizar parte de esa agua. Muy pocos proyectos aprovechan esta red para tener su propia reserva hídrica.

22. ¿Un maná caído del cielo?

El agua de lluvia es, como el sol, un recurso gratuito. Sin embargo, acumularla para el consumo doméstico diario es casi una utopía en nuestro país pues las precipitaciones acostumbran a llegar en forma de tormentas intermitentes. Para ello necesitaríamos depósitos enormes enterrados sin garantía de que cada año vayan a llenarse.

 

Casa de Studio MK27 en Miami Beach, Florida, EE.UU.

23. Un pozo sin fondo

Algunas casas poseen pozos que explotan acuíferos subterráneos que acumulan el agua filtrada recogida por las laderas de las montañas de sus alrededores. Estos depósitos naturales sí que pueden almacenar millones de litros de agua, aunque la fuerte sequía de los últimos años también está secando algunos de ellos.

24. Concesión administrativa

Aguas reconoce el derecho a la explotación de acuíferos subterráneos mediante perforaciones o pozos hasta 7.000 litros; a partir de ese consumo es necesaria una concesión administrativa. Se recomienda realizar análisis periódicos del agua de pozo y de lluvia antes de consumirla.

25. Sostenibilidad a largo plazo

Con el paso del tiempo, la autoproducción de energía eléctrica en las viviendas será la norma y no la excepción. El principal problema será entonces la gestión de los residuos generados por la sustitución de placas solares y baterías; esta gestión pronto requerirá de una solución viable y sostenible. Un mayor problema, a medio plazo, plantea el agua. Ya estamos viviendo épocas de escasez, y el autoabastecimiento, como hemos visto, es mucho más complejo. Esperemos que el cambio de paradigma hacia una sociedad más responsable en el que nos encontramos dé sus frutos para revertir la situación.

 

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