Es un proyecto creado por un gran equipo humano, formado por una parte por el propio museo, como comisario, y por la otra por Mediapro que ha dirigido el encargo a nivel de concepto, contenidos, diseño gráfico y producción y, por último, Isern Serra y Sylvain Carlet, autores del diseño del espacio y la formalización de todos los elementos, centrándose en conceptos como: la interacción, la tecnología y las instalaciones artísticas para sorprender y cautivar al público. Se trata de una sala diáfana de 3.500 m2, flanqueada por elementos protagonistas como el Bosque inundado y el Muro geológico, donde la circulación no está condicionada, es libre.
En la entrada encontramos el “Wellcome”, donde se explica la sala y las diferentes actividades que se están realizando por explainers en tiempo real. En esta zona también topamos con una gran grada que sirve como ágora y que, a la vez, da acceso a la mezzanine donde está el muro Geológico. La grada separa también la sala permanente del Lab de matemáticas, un espacio pensado para aprender a partir de juegos manuales.
La organización del espacio se articula a partir de las microarquitecturas, unas pequeñas estructuras metálicas que agrupan módulos, paneles de gráfica y los cristales trasparentes de color en torno a unos grandes faros que son grandes instalaciones centrales en cada una de las secciones, que tienen formalizaciones singulares y diversas y que integran múltiples recursos: escenografías, audiovisuales, interactivos, etc.
Los módulos exentos son principalmente experimentales, facilitando el uso y la participación de los visitantes. El diseño de su mobiliario está basado en formas redondeadas y accesibles para favorecer la actividad.
Los módulos de carácter más contemplativo se han agrupado en islas formadas por un juego de plataformas de diferente altura. Encontramos vitrinas con piezas y objetos, escenografías, proyecciones, interactivos y mecanismos manipulativos. Se juega con planos y estructuras que configuran ámbitos, incorporan contenidos con la gráfica integrada y generan espacios.
En el diseño y la selección de materiales ha primado la imagen, la resistencia y la sostenibilidad. Se trata de un espacio de uso intensivo y por tanto la calidad, la resistencia, el tacto y la durabilidad han sido premisas básicas para su instalación. El hierro, el vidrio y los revestimientos en Fénix son los grandes protagonistas.
Color y transparencia
Un elemento esencial del nuevo diseño de la sala es el uso del cristal transparente de color. Un elemento que llena de color el espacio y nos permite tener siempre una visión completa del mismo al no generar barreras visuales. Este cristal forma parte de la nueva microarquitectura y se utiliza para estructurar el espacio. El vidrio aporta transparencia, reflejos, es un acercamiento al mundo de lo intangible, contraponiéndose a la experiencia práctica de los módulos.
El color aplicado al cristal nos aporta la descomposición de la luz. Cada sección tiene un color primario asignado: el rojo para Kosmos, el verde para Evolución y el azul para Fronteras del Conocimiento. El cristal es también un filtro, una metáfora de mirar diferente, enfatizando el concepto “think out of the box”. Los espacios cambian según el color que tenemos delante.
El proyecto tiene la voluntad de ordenar el espacio. A partir de un código de color, identificamos las secciones y todos los conceptos que se quieren explicar; el visitante entiende claramente donde esta, pero no se le marcar un recorrido fijo sino puede ir de una sección a otra con facilidad, enfatizando así el concepto de ciencia conectada.
"Utilizamos el color para codificar las secciones, que se expresan a partir de los tres colores primarios, aquellos con los que la ciencia representa las partículas subatómicas que están en la base de todo lo que existe", explica Isern Serra, uno de los autores del proyecto. "Entendemos el espacio como una gran caja negra con un gran fondo de luz (el bosque inundado) y tratamos el proyecto como un gran juego lumínico", afirma. Un juego de grandes paneles de color transparentes a contraluz, que al solaparse generan nuevos matices de color son un guiño al concepto evolucionista.
La idea del espacio parte del concepto de Universo, tal y como lo vemos habitualmente: puntos de luz en una gran inmensidad oscura. Esta idea se transforma en dos conceptos básicos: luz y no luz. Es así como el espacio y los elementos de apoyo se tiñen de negro y los módulos y el contenido son luz.
El relato quiere explicar desde el big bang hasta los grandes descubrimientos de la ciencia actual. Para ello se ha dividido en 3 secciones denominadas: Kosmos / Evolución / Fronteras del conocimiento. En la primera sección se muestra el inicio del universo y cómo se van formando las partículas que generarán los planetas y las leyes físicas que los rigen. La segunda sección se refiere a la creación de la vida más simple y su evolución posterior. En la tercera, se explica la complejidad de nuestro cerebro y las grandes innovaciones de la ciencia.
El nuevo relato es secuencial y se unifica gracias al color negro. Las secciones están más unidas y los límites son más ambiguos, ya que se usa un mismo elemento expositivo que va variando de color enfatizando la idea de evolución.
CosmoCaixa es un referente como espacio museístico en Barcelona. Su sala permanente, la Sala Universo, es un espacio para el conocimiento y la experimentación donde el objetivo principal es generar la vocación científica.